Son las 7 de la mañana de un martes cualquiera. Tengo sueño. Me he pasado toda la noche terminando unos documentos para el trabajo que mi jefe quiere sobre su mesa a primera hora, y ni siquiera me gusta mi trabajo. Me preparo un café, para poder afrontar otro día. Cojo una taza de la estantería de mi pequeño piso compartido. Es la última taza limpia y en ella pone “Hoy es un buen día para sonreír”.

Hoy no quiero sonreír.

Estoy harta de encontrarme todos los días mensajes motivacionales, inspiradores o simplemente positivista en todas mis redes sociales. Quiero pasarme una tarde entera llorando si me deja mi novio. Quiero, que si me echan del trabajo, poder pasarme una tarde triste y quejarme todo lo que me apetezca y necesite.

“Hoy va a ser el mejor día de tu vida” reza la portada de la agenda de mi compañera de trabajo. Lo siento, pero no. No todos los días van a ser el mejor día de tu vida. Seguramente este día sea uno más de tu vida. Y no es por ser negativa, pero es así. Habrá días señalados, que sean maravillosos, pero el 90% de tu vida serán días sin más, que olvidarás de aquí a una semana.

“Cree en ti y podrás conseguir todo lo que te propongas”. No. Cree en ti, lucha, esfuérzate, ten días de mierda porque no lo estás consiguiendo, consigue pequeñas metas, llora, ten suerte y puede que entonces, consigas algo de lo que te hayas propuesto en un principio. No es justo que quienes lo consiguen sean los “vencedores” y los que no sean los “fracasados”. Y lo peor no es ser un fracasado, es no haber cumplido tu objetivo por diversas razones y que aún por encima te estén echando la culpa. Porque si no lo has conseguido es porque no lo has visualizado con la suficiente intensidad.

Autora del texto: Xandra Alonso

Instagram: @xandraalonso