Nervios. Yo me casé el 5 de octubre y, como especialmente fui yo la que me encargué de papeleos, concertar todo… Las dos semanas de antes yo estaba harta, y eso que ya solo faltaba esperar, estaba todo hecho. Mi esposa estaba preocupadísima porque yo estaba de bajón, pero me pasaba como a ti, que no cambiaría el viaje ni a mi pareja. Yo le decía: «quiero acostarme y al levantarme estar ya casadas yendo de camino al aeropuerto». Y, sin embargo, el día de la boda me levanté ilusionadísima y fue todo un sueño. Se me hizo tan corto que la volvería a repetir.
Intenta olvidarte de la boda lo máximo que piedas y ya verás como el día de la boda estás encantada.