En cada casa cada uno tiene lo suyo y nadie sabe en realidad lo que pasa dentro de una familia, la mía es un absoluto y completo desastre y estoy más que segura de que nadie se lo espera, ni siquiera un poquito. Desde fuera somos la familia de revista, tenemos cinco niños, entre uno y otro máximo se llevan dos años, los vestimos a todos iguales los domingos para ir a misa y mi marido y yo siempre vamos de punta en blanco.

Somos una familia catecúmena de la Iglesia católica, aún no sé muy bien por qué os estoy escribiendo este e-mail, asumo que será porque necesito desahogarme y porque aquí, algunas más que otras, os respetáis entre vosotras.

Yo no soy una mujer moderna de ciudad, más bien soy una chica de casi cuarenta años que vive en un pueblo, se ha criado en un pueblo y ha crecido en un pueblo. No he salido de aquí en mi vida, más que para mi luna de miel y los viajes que hacemos con la Comunidad, no he visto mundo y me escandalizo cada vez que entre a leer algo por aquí, pero intento romper con mis propias barreras e intentar dejar de juzgar a mujeres de las que no sé nada.

Me casé con mi marido cuando tenía veinte años, somos novios desde que tengo 16, él tiene dos años más que yo y los dos formábamos parte de la misma Iglesia. Nosotros no utilizamos preservativos ni métodos anticonceptivos, únicamente si no queremos quedarnos embarazados evitamos las relaciones sexuales los días de ovulación, poco más. Yo no trabajo, soy ama de casa, él es abogado y lleva sobre sus hombres todo el peso de la economía familiar. Yo me ocupo de la casa, mi suegra y mi madre me echan una mano, tenemos una chica que viene a limpiar/cocinar/planchar y una niñera cuando la necesitamos.

Llevamos una vida cómoda, eso es cierto, pero mil veces me he replanteado mi existencia, amo ser madre, soy una mujer creyente y no cambiaría a mis hijos y el tiempo que les dedico por nada en el mundo, pero con esto de leer y ver a personas como yo con vidas muy diferentes me hacen replantearme qué hubiera sido de mí si hubiera tomado decisiones distintas en la vida, si no hubiera corrido tanto y si no hubiera seguido los pasos que tenía marcados casi antes de nacer y saber decidir por mi misma.

Mi marido me engaña, desde hace más de dos años. Empecé a sospechar hace uno y pico y, efectivamente, no me equivocaba. Me hizo creer que estaba loca, de hecho hasta yo misma creí dudar de mis dudas. Una cosa os voy a decir, cuando sospechéis, cuando intuyáis, cuando algo no os cuadre, confiad en vosotras mismas y en vuestras corazonadas, que nadie os haga creer lo contrario, llegad hasta el final y descubrid lo que sea necesario, muy pocas veces en la vida me he equivocado y casi todas me han hecho creer a pies juntillas que no estaba en lo cierto.

Mi marido lleva el peso del dinero, pero ambos tenemos acceso a las cuentas del banco, empecé a ver extractos sin sentido de mucho dinero, con nombres de establecimientos que no conocía de nada (ya os he dicho que casi no salimos del pueblo y él trabaja aquí, ¿cómo no voy a conocer las tiendas en las que te gastas más de 200€ de vez en cuando?). Tampoco quería ser una controladora que no dejara intimidad a los gastos de mi marido, pero cuando ya llevábamos casi 1.000€ que no sabía a dónde iban, le pregunté, me dijo que era compras para el buffet de mobiliario, ordenadores y no sé qué.

De repente esos extractos desaparecieron, pero ahora entraba menos dinero en casa. Fui a nuestro banco, diciendo que necesitaba una cartilla con los movimientos del buffet de mi marido, que me la había pedido él porque no tenía tiempo de pasarse, como aquí nos conocemos todos, me la dieron y ahí estaban. Los 200€ cada dos por tres.

Empecé a sentirme una detective, miré el nombre de la empresa, lo metí en Google no me salía nada, intenté ver si coincidían las horas y los días en los que se hacían los extractos, siempre eran los miércoles a las 10 de la mañana. ¿Miércoles a las 10 de la mañana? Pues sí, mi marido todos los miércoles a las 9 sale de mi casa para irse a trabajar, pero en lugar de trabajar se va un puticlub.

Sí, un puticlub distinto, por eso no conocía el nombre, el muy tonto lo paga todo con tarjeta y se piensa que soy imbécil. No me está engañando con otra, me está engañando con muchísimas. Los miércoles a las 10 de la mañana. Los miércoles siempre son un mal día para mí.

Desde que lo sé no penséis que se la he liado, nuestro matrimonio simplemente se ha congelado. No nos besamos, no tenemos relaciones sexuales y evitamos a toda costa coincidir en casa. Vamos a todos los eventos sociales y familiares juntos, intentamos fingir normalidad, nadie ha notado nada. Ni siquiera él sabe que lo sé, no sé ni lo que pensará, porque no hablamos, de absolutamente nada que no tenga que ver con los niños, con la compra o con los gastos. Nuestro matrimonio está en coma, somos dos personas que tienen hijos en común y viven bajo un mismo techo, ya está.

¿Que por qué sigo así? Por mis hijos. Por todos, por los cinco en en general y por cada uno en particular. Sé que debería divorciarme, pedir la custodia, quedarme con la casa y exigir una pensión. Pero no quiero que ese sea el futuro de mis hijos. Quiero que crezcan, quiero que se hagan mayores y que sean independientes. Y en cuanto el último salga por la puerta, entonces dejar a mi marido e irme a casa de mis padres o cogerme un piso sola, no lo sé.

No sé si es la mejor decisión, no sé si me equivoco, no sé si mis hijos me perdonarán algún día por haber mantenido esto, pero es que no sé hacerlo mejor, no sé qué más hacer. No sé qué más ser.

 

Anónimo