Yo no sé vosotras, pero yo cada vez soy más consciente del paso del tiempo. Me hago mayor, qué le vamos a hacer. Y aunque soy de las que piensa que la edad es sólo un número y lo que cuenta es la actitud, no puedo evitar darme cuenta de pequeños actos de mi día a día que demuestran que efectivamente, por mucho que intente evitarlo, los años pasan.

Por eso, he querido compartir con vosotras esas primeras señales que me han puesto en alerta. Creedme, si os pasan más de 10, no intentéis engañaros, os estáis haciendo mayores.

  1. Empiezan a aparecer dolores que antes no existían. Lumbago, dolor de rodilla, dolor de espalda… Lo que sea, pero tú antes eras indestructible.
  2. Las resacas te duran 2 días. A lo poco. La recuperación cada vez es más dura, te lo digo por experiencia.
  3. Has incorporado el aguacate a tu dieta. Vale, quizás esto sea también un poco de postureo, pero tus tostadas de aguacate en el desayuno los fines de semana no te los quita nadie.
  4. Te preocupas por ir apagando todas las luces a tu paso. Esto para mi fue un detonante claro. De repente, me empezó a preocupar el consumo de la luz, cuando yo siempre he sido de dejar todas las luces encendidas.
  5. Tienes que tomar protectores de estómago antes de una comida copiosa. Mi nuevo ritual de navidades antes de salir de casa los días de comidas familiares, es tomarme un vaso de agua y un omeoprazol. No digo más.
  6. ¿Mc Donalds? ¿Burguer King? ¿Qué es eso?
  7. Las quedadas con amigos empiezan a traducirse en brunchs o vermuts.
  8. Te tomas cada noche una infusión antes de acostarte. Por la ansiedad, el estrés del día y eso.
  9. Aparcas los taconazos y te pasas al zapato plano o las deportivas. La comodidad empieza a ser un imprescindible en tu vida.
  10. La típica frase «Una más y nos vamos» se hace realidad. Te tomas una más y te vas a tu casa tan ricamente.
  11. Los fines de semana te dedicas a poner lavadoras y a limpiar. Ese es tu planazo.
  12. Por no hablar de los viernes noche. Que estás tan agotada de la semana que te mimetizas con el sofá y Netflix a la vez.
  13. Empiezas a valorar las horas de sol como el bien más preciado del mundo.
  14. Cambias el colacao por el café con leche, luego por el cortado y finalmente por el solo.
  15. Compras tu primera entrada a un concierto en la grada. Bien sentadita. Las aglomeraciones ya no molan.
  16. Tu baño se llena de potingues varios. Para el pelo, para la piel de la cara, de las manos, del cuerpo, para los ojos…
  17. Te pierdes con todas las nuevas aplicaciones que existen. ¿Snapchat? ¿Quién coño sabe cómo funciona esa aplicación del diablo? ¿Y para qué sirve?
  18. Sueltas la típica frase de «La música de hoy en día ya no es lo que era»  o «Ya no hacen temazos como los de antes».
  19. De repente descubres que te gusta cocinar.
  20. Prefieres los sitios tranquilos para tomar algo y charlar que las discotecas masificadas.
  21. Cuando vas de viaje sólo buscas hoteles de mínimo 3 estrellas. El descanso es muy importante.
  22. Piensas muy bien en qué gastar tu dinero. Entre otras cosas porque el poco que te queda después de pagar el piso y las facturas, hay que saber invertirlo.

Lo que no quiere decir que de vez en cuando tires la casa por la ventana. Te pongas unos taconazos para salir y te hinches a comida basura. Una caña se convierta en una tras otra y veas el amanecer en una discoteca. Te vayas a la cama sin desmaquillar, tengas una resaca de tres días y mandes a tomar por saco las horas de sol.

Ahora que lo pienso, ese es el resumen de mi último fin de semana. Eso sí, en un hotel de 4 estrellas, tampoco hay que pasarse, que seré más vieja, pero no más tonta. Y ya sabéis lo que dicen, los remembers siempre triunfan.

¿Y vosotr@s? ¿Qué señales añadiríais a la lista?