¿Estás pensando en casarte y aún no sabes cómo, cuándo o dónde? Tengo la solución para ti: Las Vegas. Aquí los motivos:

1. Porque si te encantan las fiestas, podrás hacer doblete: como yo, que primero celebré mi NoBoda aquí, con mi familia y amigos, con un mini festival, y luego la boda en las Vegas, los dos solos. El orden lo eliges tú: o celebras el fiestote antes de ir a casarte o te casas y celebras a la vuelta. Yo lo hice antes y, para poder disfrutar de los 15 días de permiso, firmé la pareja de hecho y durante esos 15 días fue cuando me casé (osea, que técnicamente me casé durante mi luna de miel).

2. Porque si por lo contrario odias los bodorrios, te ahorrarás el mal rato: ya te digo yo que es muy probable que no te acompañe ni Perri (y menos si lo haces en plan ¡sorpresa! y no lo cuentas hasta que esté hecho). Si quieres, te olvidas de seating plan, de aguantar familiares que no te caen bien y de estar enfangada con los preparativos durante meses: en un par de horas tienes tiempo de sobra para rellenar la presolicitud de licencia online, elegir y reservar capilla y mirar en tripadvisor a que dinner te vas de “banquete”.

3. Porque te ahorras mucho papeleo y esperas de meses con el ayuntamiento; lo más rollo del proceso es inscribir el matrimonio en el registro español una vez que vuelves, pero aún así te ahorras mucha burocracia. Además, no te arriesgas a que te case el típico concejal o concejala que va con prisas o que por el contrario se cree poeta y empieza a soltar un monólogo sin gracia que hace que desees no recordar ese día el resto de tu vida.

4. Porque te puede casar Elvis. Que sí, que es un cliché, pero para las iconoclastas es un sueño hecho realidad: el rey, cantando para ti y oficiando tu matrimonio en la ciudad del pecado. También está la opción de que la pareja sea la que vaya disfrazada, siguiendo con el cliché, de Elvis y Marilyn o Priscila.

5. Porque si no te va el rollo Elvis también hay una boda en las Vegas para ti: podrás tener una boda “normal”, casarte borracha a lo Rachel y Ross y a partir de ahí, cualquier frikada que se te ocurra. Celebran bodas en helicóptero, de temática medieval, con Drácula como sacerdote, o la que para mí es la más friki: la boda drive in, que efectivamente es como ir al Mc Auto, solo que en vez de con una hamburguesa sales con un marido.

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6. Porque puedes comer una hamburguesa de banquete de boda. Que los menús de marisco y pierna de cordero estarán muy bien, pero una buena hamburguesa americana con su correspondiente trozo de cherry pie de postre ya os digo yo que a mí me gusta más. Puedes ir por ejemplo al Roxys, situado en el mítico hotel Stratosphere, donde además de servir unas hamburguesas tremendas, los camareros y camareras cantan entre plato y plato. Todo un espectáculo.

7. Porque es la excusa perfecta para pegarte el viaje de tu vida y empalmar con la luna de miel: alquila un coche y ve a ver el Gran Cañón, la ruta 66, los Ángeles, los estudios Universal (Wizarding world of Harry Potter… What else?). Ya os digo yo que merece la pena cruzarse el charco.

8. Porque tendrás una fotos alucinantes. Que las fotos en el casco antiguo de tu pueblo pueden ser muy cucas, pero posar con un Cadillac rosa o el cartel de Welcome to fabulous las Vegas tiene su puntazo.

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9 Porque lo que pasa en las Vegas se queda en las Vegas. Menos el matrimonio: eso es legal en todo el mundo, así que piénsatelo dos veces, ¡que no es de broma! También puedes contratar una boda “falsa”, en la que no firmas nada, o renovación de votos en el caso de que ya te hayas casado.

10. Por amor. Estaría bien que fuera la razón principal para casarte en las Vegas o en cualquier otra parte, aunque este punto no es obligatorio (solo recomendable).

Bonus: porque en EEUU encontrarás Reeses y refrescos con sabor a cereza en cada esquina. Si esa no es razón suficiente para casarse que baje Dios y lo vea.

Mamen Conde

 

En las fotos: la propia Mamen y su señor marido.