En nuestra vida como mujeres solteras nos cruzamos todo tipo de personajes por el camino. A ver, que si aún crees que tu primer amor, el chico con el que pierdes la virginidad o el primero con el que te vas a vivir, va a ser el último… sentimos decirte que muy probablemente no. Oye, que si es así, ¡bien por ti (si es lo que quieres)! Si eres de las que le gusta experimentar y crees que hay que besar muchos sapos antes de encontrar al príncipe (o simplemente divertirte con los sapos y pasar de príncipes), agarra un cuaderno y empieza a hacer una lista. Hay ciertos tipos de hombres que todas querríamos que pasasen por nuestra vida en algún momento u otro. Puedes pasar con ellos unos días, unas semanas o incluso años, pero que la experiencia sea inolvidable. ¿Cuantos tienes ya en tu colección?

El que sabe cocinar de maravilla

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Nuestras pobres madres iban a clases de costura y labores del hogar, estudiaban con los libros de la Sección Femenina y nuestras abuelas las tenían metidas en la cocina todo el día para que aprendiesen a cocinar para sus futuros maridos. Argh. Por suerte, nuestra benditas nunca intentaron nada parecido con nosotras. Si te encanta cocinar es porque lo disfrutas y si no, pues sobrevives a base de platos básicos. Si eres del equipo de las que sabemos casi ni freír un huevo, necesitas un chef en tu vida. Toda una fantasía. Ese chico que te va a cocinar tortitas o crêpes por las mañanas, te va a hacer pizzas caseras con tus ingredientes favoritos y ensaladas mega-sabrosas para los healthy days. Así da gusto recibir gente en casa. Para comérselo con patatas (o con nata y chocolate líquido).

El intelectual empotrador

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Sofía, querida, comparte un poco.

No queremos un sabelotodo en nuestras vidas ni nadie que se dedique al mansplaining. No necesitamos que nadie nos explique la economía mundial ni el estado de la nación y somos perfectamente capaces de escoger nuestra literatura. Sin embargo, si encontramos un intelectual no pedante, de esos que escriben poesía o componen letras de canciones que luego tocan con su guitarra o estudian filosofía y están metidos en algún sarao político, nos interesa. Pero con una condición, que tengan una mente tan llena de letras como de pensamientos impuros. Queremos que les apasione tanto arrancarnos las bragas como su colección de libros de la Generación Beat.

El que nos coma el coño sin pedir nada a cambio

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Si encuentras a uno de estos, secuéstrale y no le dejes escapar jamás. Has encontrado al hombre unicornio. Mientras intentas retenerle aprovecha lo máximo posible. La fantasía más grande: ese hombre que sabe comerte el coño a las mil maravillas porque le gusta y que luego no pide moneda de cambio. Ya lo más sería que después de hacerte correr como una loca te trajese helado / donuts / patatas fritas / lo-que-más-te-guste-en-el mundo a la cama (o te hiciese un masaje en los pies). ¿No los podemos pedir por Reyes?

El que es mucho mayor que tú

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La experiencia que dan los años tiene su punto. Por una vez en la vida, especialmente si está en la veintena, prueba a salir con alguien que te lleve mínimo 10 años. Será como hacer un viaje al futuro, probar un poco de estabilidad, de vida adulta, casa propia, coche, restaurantes sofisticados y salidas sin hora de vuelta. Además, los maduritos pueden llegar a ser muy sexis. Siempre estarás a tiempo de volver a tu generación de «ay, no quiero comprometerme / soy un espíritu libre».

El yogurín

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Por la misma regla de tres, tampoco estaría mal probar el lado contrario. Vuelve a tu adolescencia o post-adolescencia durante un tiempo: planes espontáneos, locuras de verano, follar tres veces seguidas en la misma noche, en el asiento trasero del coche porque vive con sus padres, salir a escondidas de un piso de estudiantes y fiesta hasta que salga el sol. Y dale a tu cuerpo alegría Macarena.

El que es todo lo contrario a ti

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Durante el pasado (y eterno) período electoral anterior, cuantas nos hemos quitado la máscara. Cuantas militantes de izquierdas han admitido querer darle un repaso al yerno-perfecto Albert Rivera y cuantas mujeres con pendientes de perlas se despeinarían con Pablo Iglesias. A lo mejor, eres una rockera empedernida que pierdes la cabeza por un techno-boy y te pasas el verano bailando en el Sónar. O de golpe sales de la biblioteca para retozar con un aspirante a futuro futbolista. Admitámoslo, todas tenemos a nuestro némesis. Y por casualidades de la vida, nos pone cachondas. ¡Olvídate de los prejuicios y viva la diversidad!

El que es pura atracción animal

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A algunas les pasa más que a otras, pero de vez en cuando, te encuentras con un tío que te encanta, te vuelve loca, folla como los dioses pero… cuando abre la boca no es capaz de articular dos frases con sentido seguidas. Puede incluso que te preguntes si la vida inteligente ha llegado a su cerebro o si ese potencial sexual le anula cualquier capacidad intelectual que pueda tener. No te comas la cabeza, comételo a él y disfruta de la pura atracción animal que sentís uno por el otro. Piensa que si tuvieras que follar solo con premios Nobel, la cosa estaría más bien difícil. Además, no todo el mundo es sapiosexual.

El súper-sano

 

Y te preguntarás tú, «¿Para que quiero yo semejante incordio en mi vida? Si a mi lo que me gusta es salir y beber y fumar, y pasar la resaca al día siguiente en el sofá comiendo hamburguesas de McDonalds (que todas sabemos son la cura universal).» Pues precisamente por eso. Dure lo que dure, a nadie nos viene mal un chico que se levante pronto por las mañanas, salga a hacer ejercicio al aire libre, sea fan de comer pescados y verduras y puede volver a casa conduciendo cuando salís de copas. Así, te motiva a llevar una vida más sana (si es que la motivada no eres tú), seguro que al final algún hábito acaba quedándose aunque el chico en cuestión salga de tu vida.

El fiestero

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Igual que necesitamos al súper healthy, el fiestero no nos vendrá nada mal. No sé vosotras pero  los viernes por la noche, somos muchas las que no queremos que nos llamen. Que cuando salimos del trabajo en lo único que pensamos es en irnos a casa, ponernos el pijama y enchufar Netflix y comer palomitas. Y el sábado un plan de cena y suficiente. Oye, y que está fenomenal pero una temporadita de fiesta, de salir como cuando eras adolescente (o como nunca lo has hecho en la vida) te puede dar más de una alegría. ¡Puedes hacer amigas en el baño, descubrir nuevos lugares en tu ciudad y repasar las tendencias de lo que se lleva de verdad!

El extranjero

 

A los españoles ya le tenemos muy vistos. Hemos crecido con ellos, ido al colegio e instituto con ellos y nos sabemos todos sus trucos. Además, ¿algo más sexy que que te susurren guarradas en francés al oído? ¿Y la fama que tienen los italianos de no poder quitarte las manos de encima? MERECIDA. Puedes aprovechar para practicar inglés con un doble del príncipe Harry, dejarte embaucar por un argentino, buscarte a tu propia versión de Michael Jordan o visitar Estocolmo de la mano de un sueco de metro noventa. ¡Pero si incluso en las escuelas recomiendan los intercambios con el extranjero!

El eterno amante

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Nos referimos a ese con el que siempre-siempre-siempre hay, hubo y habrá tensión sexual. Amigo o conocido que cada vez que os encontráis los dos solteros (preferiblemente), PATAPAM, PIM, PAM. Luego, la cosa no va a más. Porque no, porque no lo necesitáis, estáis bien así y hasta la próxima.

The one

 

Que no hace falta que sea para toda la vida. Pero de vez en cuando, se cruza en nuestras vidas como una estrella fugaz esa relación ,que durará lo que durará, pero es simplemente PER-FEC-TA. Te encanta su personalidad, te pone a mil, te ríes con él, compartís algunas aficiones, aprendes de él, te respeta, te admira, sus amigos no son gilipollas, le gustan los planes sorpresa y las maratones de sofá y pizza y hacer ejercicio en el parque. Y sí, también le flipa comerte el coño.