Dios, la evolución o una broma (sírvanse ustedes mismos) hizo al ser humano inteligente y racional con el fin de ahorrarle muchos problemas innecesarios. Pero todo este raciocinio bien pulido a lo largo de milenios y milenios parece que importa bien poco cuando Cupido saca las flechas. En ocasiones nos prenda de ejemplares que NO proceden. Y uno de los especímenes más peligrosos de esta selva es el colega de curro o clase que acaba siendo tu castigo.

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Sí, es ese tío con el que compartes oficina o aula, reuniones o examen, informes o apuntes. Todo comienza como un colegueo interesante y ya sabéis como continúa: el roce hace el cariño y a veces… el flirteo. Pero escucha la voz de la sensatez y abstente de tirarte a tal radioactivo río. ¿Qué por qué? Grábate estas razones a fuego.

 

Razón 1: Tu ‘modo cita’ pasa a ser ‘modo diario’
Recónocelo: después de un mes de conseguir ese curro que tanto querías dejas de esforzarte en arreglarte y experimentas los beneficios de una piel sin maquillaje. Pero pillarse por un compañero produce en muchas el deseo imperativo de ATRAER. Tú eliges tus prioridades: madrugar para pelearte con el delineador de ojos o aprovechar tu cama hasta el último momento. Ella nunca te abandonaría…

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Razón 2: Tendrás demasiadas ocasiones para confundirte
Si eres una cegata emocional como yo sabrás de lo que hablo: esa tendencia a malinterpretar cada mínima señal de afecto o camaradería como un ohlegusto. Y, amiga, ¡error! Que te roce la mano cuando le pasas la grapadora o te busque para charlar no significa más que lo obvio: es un ser humano con dotes sociales.

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Razón 3: Temerás las conversaciones after work

Lo que antaño no era más que un rato de relajación y cerveza entre amigos al final de la jornada, puede que se convierta en un recordatorio poco agradable: el de su fin de semana con otras tías que odiarás, porque obviamente tenías que haber sido tú. Te sentirás terriblemente inmadura al enfurruñarte de ese modo pero qué se le va a hacer, una no es de piedra.

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Razón 4: Depositarás demasiada esperanza en las ocasiones especiales

Las cenas de empresa dejan de ser noches divertidas para emborracharse con tu jefe y echar por tierra toda tu buena reputación. Más bien se convierten en peligrosos cúmulos de expectativas que se esfumarán cuando acabe la noche y veas que sigues a dos velas. Porque si tu objetivo no cae aun al verte de punta en blanco y con la oportuna ayuda del cava, ¿cuándo va a caer?

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Razón 5: Sufrirás jet-lag emocional
Se acabó ese alivio infinito al salir el viernes de la oficina y saber que no volverás a pisarla hasta el lunes. Ahora lamentarás la llegada del fin de semana, pues es sinónimo de separación y de mirar nostálgica el Whatsapp esperando a que te recuerde, aunque sea para pedirte un favor. En tu patetismo y desesperación llegarás incluso a pensar que trabajar seis días no es algo tan terrible. En serio, ¿hay algo más antinatural que todo esto?

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Razón 6: La lujuria te asaltará en los momentos más inoportunos

 

Tu rendimiento no sé, pero tu concentración se verá afectada al 100% con la presencia de tu adorado en las inmediaciones. Locas y tórridas fantasías te asaltarán en momentos clave como una reunión o una llamada, y créeme, no volverás a ver la fotocopiadora o el ropero con los mismos ojos inocentes.

Razón 7: Porque el refranero lo dice
… y si algo nos ha enseñado la vida es que los refranes son una fuente inagotable de sabiduría. Así que, querida, si eres partidaria de no complicar demasiado tu existencia, cuídate de mezclar los negocios con el placer, o como decimos en WeLoverSize: donde tengas la olla no metas la polla. Porque todos los inconvenientes del pack del enamoramiento sin corresponder ya son demasiado pesados como para tenerlos a diario, ¡mientras tratas de ganarte el pan! A no ser que te guste el riesgo… pero eso ya es otra historia.