James Bond se llenaba de orgullo en sus películas cuando le entregaban sus juguetitos de espías, que si mini pistolas que cabían en cualquier cavidad, láser que salían de bolígrafos, zapatos con complejo de teléfonos inalámbricos, y muchos etc más. Y nosotros tanto mujeres como hombres del siglo XXI, ¿qué tenemos? os preguntareis, la respuesta es sencilla, pantallazos, contamos con nuestros queridos pantallazos, somos todos uno espías modernos gracias a ellos.espia 1

No hay mayor arma secreta, que alguien de nuestra confianza comentando el partido de una conversación importante desde el palco de su pantalla. Se acabó eso de tener que ir de una en una por todas nuestras amigas contándoles qué pasó después de la cita con el chico de el sábado pasado, benditas imágenes y benditos grupos. Antes todo era más complicado, si hablábamos por teléfono desde la soledad de nuestro hogar, nos podíamos ir olvidando de ayuda externa cuando nos quedábamos sin respuestas ingeniosas, el universo nos desafiaba y teníamos que improvisar, a veces sin mucha suerte. Sin embargo los pantallazos son las pruebas irrefutables de cualquier crimen, CSI se queda corto, que alguien intente colártela hoy en día por las redes sociales, que se encontrara con evidencia de su delito en formato pantalla. Se acabaron las mentiras de si vas o no a un lugar, amén por las etiquetas, adiós a intentar colar un «yo no dije eso», holi cómete tus palabras y arrodíllate perro.

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Pero ahora llegan los contras de todo esto, primero, cabe la maldita posibilidad (decidme que alguno no le ha pasado) de confundirnos de conversación a la hora de enviar el pantallazo , una realidad tan odiosa como la de llamar sin querer por whatsapp cuando lo único que pretendemos es cotillear la foto de perfil. Bendito destino cuando encima, a quien le llega esa imagen es al propietario de la misma, ya puedes ir haciendo las maletas y saliendo del país, porque esta acción por muchas personas que la hagan, es inexcusable. Queramos o no, se trata de intrusismo, es la realidad en forma de imagen de la poca privacidad que existe hoy en día gracias a este tipo de plataformas, y un trágame tierra en estado puro.

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Está claro que desde siempre los seres humanos han necesitado consultar las cosas con personas externas, sin embargo y por mucho que me pese, el segundo y gran contra es la dependencia que esto puedo llegar a causarnos, poco beneficiosa para la seguridad en una misma. Debemos aprender la diferencia entre un consejo y un guión, porque al final nuestras palabras serán todo menos propias. Así que sigamos o no con esta novedosa técnica espía, no dejemos de pensar en que todo lo que hagamos, otros también pueden estar haciéndolo con nosotros.