Tengo claro que este post se podría terminar en el título y todas las mujeres de este universo (y sus correspondientes vaginas) estarían de acuerdo con él. Pero ya que nos gusta tanto indagar en este tipo de temas (pillinas todas) y quizás tengamos a algún que otro despistado por aquí, es mejor explayarnos algo más y así quizás (y por fin) terminen de entendernos.

Al igual que la querida abeja Maya, cuando nuestra señora vagina se encuentra feliz y sobre todo satisfecha, todo nuestro mundo se vuelve multicolor.  Nos ponemos a cantar el Ave María mientras recorren poro por poro nuestro cuerpo, nos soltamos para elevarnos y acabar fluyendo como solo cada una de nosotras sabe. Y a partir de ahí el día solo puede mejorar, como una especie de felicidad implantada a punta de placer en nuestro vagina. No es solo el cutis que se hidrata o la piel que se ilumina, es que hasta la mente se nos despeja y para cualquier problema conseguimos una solución más rápida y sencilla que lo que habríamos decidido pre-polvazo. Como si de una especie de pastillita multivitamínica se tratara, nos trae energía al body y paz a la mente. Liberamos hormonas, ya sea gracias a un polvo o a través de la masturbación, de lo que se trata es de gozar y gracias a ello estimulamos determinados nervios que relajan todos los músculos del cuerpo y poseen un efecto tranquilizador.

Creo que no es nada nuevo que os diga que lo mejor de toda discusión con alguien con quien sueles tener sexo es la reconciliación. El instinto animal que nos sale tras este tipo de encontronazos solo ayuda a llevarnos a encontrar unos aún mejores, ya sea en la cama, suelo, mesa o cocina. Se trata de algo tan sencillo como el efecto de soltar amarras, dejarnos llevar por la corriente de un deseo natural como la vida misma, y suculento como solo el sabe.

Se acabó la excusa de «cariño es que me duele la cabeza», el sexo calma los llamados dolores tensionales, desde cefaleas, pasando por dolores musculares y hasta cólicos. Encima y para gusto de todas se ha comprobado que si durante los treinta tienes una actividad sexual continua, al llegar a la cuarentena sigues siendo sexualmente activa, lo que ayudará a que tras la menopausia y a pesar de los problemas que desencadenen los cambios hormonales nuestras ganas sigan a pie del cañón. Así que señoras y señoritas, cuanto más practiquemos el sexo placentero, más ganas tendremos de seguir teniéndolo, y que si hay que hacer algo por gusto, qué mejor que follar.

A la mierda los problemas, con el jefe, la familia, los amigos o la pareja. A la mierda las penas de un ex, del trabajo, de la vida que nos rodea. A la mierda las inseguridades, por tu cuerpo, por la gente, por lo que sea que te altere. Cuando no sepas que hacer con nada, ocúpate de hacer todo con algo. Tócate, folla, desconecta, disfruta, y ya luego verás como todo se ve con otro color, y algo más húmedo.

Imágenes de Jean Francois Painchaud.