¿Os acordáis del curioso caso de Benjamin Button, cuya versión cinematográfica fue protagonizada por el grandísimo Brad Pitt?. La del hombre que nace con el cuerpo de un octogenario y con el transcurso del tiempo va rejuveneciendo.

Pues algo parecido me pasó a mí hace unos añitos, que salí con otro B Button, o BB.

Nuevo bar, nueva gente, conocido de amigas. Ficha va, ficha viene.

– Oye, este chico… ¿cúantos años tiene?

– No sé… creo que unos 24.

– ¡Uf! ¡Muy joven tía! ( de aquella me calzaba yo unos 31 )

Fichas y más fichas.

 

– La verdad es que el niño es mono… e insistente…Me derribará por insistencia ( y porque me hace gracia ). No me dejéis a solas con él que me conozco y aquí hay peligro.

Dicho y hecho.

Cerveza juntos en el bar de encuentro. Intercambio de números. Whatssapeo. Es que pasaba por tu casa… y charla de horas en los escalones de mi portal. Un café. Otro.

Beso.

De los de película.

De los de escalofrío en la espina dorsal.

De los que entre el sol de un otoño caluroso y la excitación hacen que el sudor brote de tu frente.

– Entonces, ¿tienes 24 años?… ¿23?

– Mmm…sí…

Más besos escalo-excitantes.

Peli en casa.

Perdérnosla entera.

– No tengo 23 años.

– ¡No jodas!¿Cuántos entonces?

– Mmmm…

– ¡Ay Dios!…23 ya eran una gran diferencia de edad. ¿Cuántos entonces?

– Mmmm…22. Tengo 22.

– ¡Oh!¡Uff! 9 años… bueno, qué le vamos a hacer.

fine

Paseos y risas. Besos infinitos y mayores escalofríos.

– Entonces…definitivamente tienes 22,¿no?¿repetiste algún curso? Porque, Fulanito que NO tiene 22, iba a tu clase…

– Bueno…No… No tengo 22…

– Whaaat!? Uy, uy, uy. ¡¿21?!

– Sí… Bueno…No… 20.

– Uy… cuidado, cuidado. Vas perdiendo años todas las semanas. A ver si no vas a ser ni mayor de edad…

– Sí, ¡sí que soy!

– ¡Enséñame el DNI que yo ya no me fío!.

– Bueno… 20 aún no… pero los tendré en unos meses.

– ¡A ver ese DNI! – unos segundos más tarde – Pues sí, ¡tiene 19 el chaval! Un adolescente en toda regla. Esto no es lo que yo entendía por vivir mi segunda adolescencia.

 

Y así, cuando mi BB dejó de perder años y empezó a cumplirlos me enseñó qué bonito, puro e intenso es el amor del que aún no ha tenido tiempo a tener roto el corazón muchas veces; y que las hormonas que están revolucionadas en esa etapa de la vida te brindan una pasión que pocas veces se ve.