Parece mentira cómo se ve la vida desde distintas coordenadas.

Un día conoces a alguien, con tu entereza, tus sueños y capacidades, y tu “yo” más seguro que nunca.

No lo habías pensado, pero aquí está, y se te hace la boca agua.

Como cuando ves una camiseta por casualidad en una tienda y, aunque no la necesites y no lo estuvieras buscando, te lo compras. Y claro, luego vienen los remordimientos, ¡pero es tan bonita…!

Hasta que te sale rana. Y pierdes el norte.

Sigues dando vueltas en círculo. Los consejos no valen. Tu autoestima se debilita. Te culpas por haber empezado con algo que ahora no sabes dejar cuando ni siquiera lo buscabas.

Pero cuando toman la decisión por ti, ya no hay vuelta de hoja, y con la distancia, agradecerás que esa hoja solo tuviera un lado.

 

Y aún así, estás ahí, jodida, jodida por una persona que te ha dejado. Una persona a la que te cruzarás un día por la calle y mientras a ti se te hace un nudo en la garganta, él te sonreirá, te preguntará por tu vida y seguirá con la suya.

¿Cuántos días más quieres llorar por ese gilipollas? Ni uno.

¿Cómo has podido estar con una persona tanto tiempo y que de todo a nada haya sido nada? Te lo preguntarás siempre, incluso cuando te sea indiferente.

Porque la persona termina yéndose. Sí, primero te deja, pero con el tiempo lo dejas tú.

Sin embargo, te llevas sensaciones, experiencia e inevitablemente, la maldita desconfianza.

Porque una vez depositaste en alguien lo más valioso de la persona que fuiste y que ya no serás.

Porque luchaste por alguien que te prometió que se quedaría hasta el final y se quedó en la línea de meta.

Quizá el problema sea nuestro, o del amor romántico, o de cualquier serie de mierda que cuenta la historia de una relación súper guay que todos hemos querido alguna vez.

Pero la realidad no es igual y hacerse Tinder no es la opción fácil.

Por eso, cuando vuelvas a ser tú, cuando te recuperes, cuando olvides, cuando te reconstruyas, cuando el tiempo sea tuyo, date a TI la oportunidad y la validez para irte al sur si pierdes el norte.

 

DI Dory