Lo cierto es que yo he venido aquí a de bodas, a contaros mi Diario de una novia, pero… ¿qué tal si os cuento como empezó todo?

Ha llovido bastante desde aquella primera cita, desde aquel match en Tinder o las conversaciones y llamadas que llegaron después. Ha llovido durante 4 años concretamente.

Mr. M y yo habíamos estado en muchos sitios a la vez sin conocernos, podríamos habernos cruzado en un concierto, en un bar… pero no, nuestra historia empezó en Tinder. Aquella tarde de domingo nuestras vidas dieron un giro inesperado y sin darnos apenas cuenta se sucedieron llamadas, mensajes de buenos días, de buenas tardes… mensajes a todas horas vaya.

Recuerdo hablarle a mis amigas de él y sentirme una adolescente total.  Jamás olvidaré una frase que me dijo mi amiga Ric, «Cris, tiene cara de novio de toda la vida» y aunque yo no me lo quise creer demasiado, pasó y empezó la aventura de nuestras vidas.

 

Poco tiempo me faltó para recorrer Madrid de su mano y perder «la emoción del tiempo» como solía decirme.

También había tiempo para el sexo… ¡y qué sexo amigas! De aquella yo compartía piso y nuestro nidito de amor era una cama de 90, creedme cuando os digo que la imaginación y la flexibilidad son un grado, palabra de gorda.

Pero bueno, que nos vamos del tema… después de meses de amor, kilómetros, escapadas, llamadas de horas y horas… nos fuimos a vivir juntos.

Y mira por donde, ahora resulta que nos casamos. La verdad es que yo lo sabía, lo supe el primer día que nos vimos, justo después de besarle como en una película americana (de adolescentes, of course)

Aquí es donde empieza mi Diario de una novia, un espacio donde compartiré con vosotros mis aventuras y desventuras bodiles, mis descubrimientos, quejas y flechazos, vamos, un salseo del bueno.

Así que… tomen asiento, hagan palomitas, llamen a sus vecinas, están en su casa.

 

Bonus: Todos sabemos que estamos en época de bodorrios y eventos, así que si aún no tienes modeli… haz click aquí.