Desde hace un tiempo se viene hablando de un nuevo tipo de amor.

O no. No un nuevo tipo, lo que creo que ha pasado es que estamos entendiendo el amor de siempre, y cuanto más lo entendemos más nos damos cuenta de que nos han contado muchas mentiras; nos han dicho que el amor es un recurso limitado, que tenemos que racionarlo, elegir a una persona y depositarlo en sus manos de manera que deje de pertenecernos.
Y esto puede funcionar, ha funcionado hasta ahora y habrá muchos a los que les siga funcionando, pero… ¿y a los que no?

¿Es que acaso nos equivocamos aquellos que buscamos un amor más simple?

¿Por qué vale menos el amor que siento por mi mejor amiga, que el amor que siento por la persona con la que comparto mi vida sexual? ¿Por qué tengo que racionar mi amor, como si no tuviéramos de sobra? ¿Por qué le exijo a mi pareja cosas que no le exijo a mis amigos, y luego me sorprendo cuando me duran más los amigos que las parejas? ¿Por qué me deprimo cuando alguien no me quiere, mientras hay tantas otras personas que sí? ¿Por qué le doy a una sola persona el poder de hundirme, cuando hay tantas otras dispuestas a todo por mantenerme a flote?giphy

El amor no es una línea recta, no hay “una manera correcta” de querer, pero sí hay una mucho más simple;  un amor sin mentiras, sin pretensiones, sin exigencias, sin ataduras, sin límites.

Hubo una época en la que me miraba al espejo y todo lo que veía era una enorme mancha amorfa que nadie podría querer, y como la persona que yo quería no me quería, entonces el problema debía ser yo, porque esa era la persona para mí, y si esa persona no me quería, nadie lo haría. ¿Y sabéis qué pasó? Que me di cuenta de que había otra gente a mi alrededor – gente que cuando me miraba veía una persona maravillosa que yo era incapaz de ver, gente que me quería sin exigirme nada a cambio. ¡Amar sin exigir amor! ¡Blasfemia!
¿Por qué  valía menos ese amor, que el amor de aquella persona que no me quería?855

Porque el amor que nos dan tiene el valor que nosotras queramos darle, y a veces eso hace toda la diferencia.

Por favor, dejemos de racionar el amor como si se viniera una época de hambruna. Dejemos de centrarnos en el amor que no nos dan, en vez de en el que nos dan. Dejemos de obligarnos a elegir – no se trata de elegir, se trata de aceptar que podemos querer a quienes queramos, de la manera que queramos (de la mejor manera que podamos), y nadie puede decirnos que está mal.

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Es verdad que la felicidad depende de una persona; de nosotras mismas, y de todo el amor que nos permitamos dar, y del que nos permitamos recibir.

El amor es así de simple, en el fondo.

Autor: Qoyari A.M.