Sí, no sé cómo lo hacemos, pero tenemos un arte incontestable para llenar nuestra agenda de idiotas.

Llega el verano, la fiesta y las vacaciones, y nos da por tirar de agenda para ocupar nuestras noches sin plan. Empiezo a revisar y te das cuenta de que has ido acumulando teléfonos de tíos que no merecen la pena, pero algo bueno tendrían , sino, de qué te ibas a acordar.

Ahí van:

 

El primero, ese sí que fue un capullo en toda regla. Muy simpático él pero, por favor, no he conocido a nadie en mi vida que se quiera tanto a sí mismo. Que sí, que sabe hacerlo todo, y muy bien, cómo dudarlo. Pues no, ni cocinaba tan bien, ni bailaba mejor que nadie, ni su conversación era ta interesante (básicamente sus monólogos harían bostezar a cualquiera). Pasamos página.

 

Madre mía, no me acordaba de este. Muy guapo, divertido y bailongo, pero vamos a ver, hay vida más allá del gimnasio y del pollo con arroz. Tiene que haber de todo en este mundo.

Otro más. Qué mono era este. Ese pelo largo y su aspecto despreocupado, y qué ojos verdes. Poeta, músico, todo un bohemio. Y claro, firme defensor del amor libre. Vamos, que a la que me di la vuelta tenía una nueva musa de la que no pudo evitar enamorarse desesperadamente. Buen viaje.

¿Y qué decir de este otro? Recién separado, con un niño monísimo de 5 años y ganas de recuperar el “tiempo perdido”, es decir, de tirarse a cada rubia, morena o pelirroja que se le pusiera a tiro. Pobrecito, lo que pasa es que no sabía que nosotras nos lo contamos todo, y compartimos experiencias, también las malas, él incluido.

 

¡Mira! Este era un genio en la cama, y en el sofá, y en el coche, y en cualquier parte. Sí señor, hay que reconocérselo. Qué bien nos lo pasábamos. Este duró un poquito más (hay que aprovechar el buen sexo, no nos vamos a engañar), pero una vez visto todo, te das cuenta de que solo eso no es suficiente.

 

Este… hay que ver lo que puede llegar a aburrir que te digan que sí a todo. De verdad, no hace falta, ni tengo siempre razón ni soy perfecta, discute un poco conmigo, dime qué te molesta, yo lo hago… en resumen, no era tan bonito como parecía.

 

Podría seguir pero, ¿para qué? Todas somos conscientes, aunque nos cueste reconocerlo, que tenemos un ojo malísimo con los hombres. Alguna vez acertamos, que no digo yo que no, pero es que el mercado no está tampoco para tirar cohetes. Los que merecen la pena ya están ocupados, una más lista (o más rápida) que nosotras lo vio antes. Lo que queda libre por ahí lo está por algún motivo (o por muchos motivos), es lo que hay.

Así que, si por esas cosas de la vida, estás intentando encontrar a tu príncipe azul, piensa que seguramente, el azul no va a ser del tono que te gusta, si no es que destiñe.

De momento, y hasta que llegue el adecuado, si es que te apetece que llegue, porque solo también se está muy a gusto, vamos a disfrutar del verano, de nuestra gente y de la vida, que son 4 días y hay que aprovecharlos.

Madre de Comadres