Ay, amigas, ya sabéis que los inicios de relaciones suelen venir fuertes y esta no iba a ser menos. La intensidad era tal que mi chico, previsor, encontró una web donde poder comprar condones a granel. Sí, señoras, a granel.

– Me pone 500gr de condones con estrías, por favor.

Total, que ya que íbamos a pedir tal cantidad dijimos “vamos a echar un vistazo a ver qué más hay por aquí”. Como haber había de TODO. Desde ropa interior hasta los ya mencionados condones pasando por todo tipo de vibradores y soluciones varias. Entre todo, a nosotros nos llamó la atención unas esponjas que servían, según la descripción, para tener sexo con regla. Como no nos ponía demasiado el hecho de follar con la regla por la que se lía (yo sangro mucho y cada vez que lo habíamos intentado aquello parecía la matanza de Texas) decidimos comprarlas a ver qué tal. Porque además resulta que yo cuando tengo la regla voy todo el día más caliente que una plancha.

– Así que, caballero póngame un cuarto de esas esponjitas, por favor!

En unas 48h recibimos una cajita muy discreta con todo nuestro pedido y obviamente no tardamos en estrenar el contenido. Al poco me baja la regla y decidimos probar esas esponjitas milagrosas. Abrimos el paquete y aquello me recordaba a una esponja de maquillaje pero con forma de corazón. Pensé “mira que apañaos intentando hacer cuqui hasta las esponjas del chichi”. Aquello venía sin instrucciones, ni en el envase ni en la etiqueta ni en ningún lao.

– Cariño, ¿qué mierda hago yo con esto?

– Pues no sé, imagino que será como un tampón, ¿no?

– Pero esto no trae cuerdecita pa tirar luego.

– Bueno, cariño, pero tiene ese agujero para que sea más fácil sacarlo luego, ¿no? (El corazón tenía una abertura como para meter los dedos)

– Bueno, pues pa dentro que va.

Tras esta interesantísima conversación que para nada corta el punto nosotros empezamos con lo nuestro. A mí no se me iba de la cabeza que aquella cosa no tenía hilito para tirar y tras unos cuantos rempujones decidí parar.

– Cariño, yo no me fío de esto. Para que voy a ver si sale bien.

Me voy al baño directa, hago el pis correspondiente intentando que eso baje y me dispongo a buscar en mis adentros. Palpar lo que se dice palpar yo no palpaba nada y me empiezo a poner nerviosa. Mi novio, maravilloso él, viene en mi ayuda.

– A ver, tranquila. Túmbate en la cama y déjame mirar.

Él de repente se creyó ginecólogo pero yo lo agradecí enormemente. Me tumbo en la cama y me dispongo a dejar que mi novio de un par de meses rebusque en mis adentros. Allí, por desgracia no había nada. Se ve que de tanto rempujón la esponja la tenía ya en la garganta o algo porque ni con la luz de una linterna se veía en mi cueva nada.

– Cariño, empuja o algo. Yo voy a intentar llegar más arriba.

Imaginad mi cara, mis nervios, su cara, sus nervios y toda la sangre de mi ciclo saliendo. BELLEZA absoluta, lo sé.

No sé cómo pero aquello finalmente logró salir. Ahora yo tengo unas diez esponjitas de corazón repartidas por mi casa. Que oye, para tener sexo con regla como que no, pero para aplicar el maquillaje me vienen de 10.

Anónimo

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