Muchos tendréis una primera vez bonita, con pétalos de rosas en la cama, velas y una persona que hacía que se os moviera el interior. Mi caso fue algo parecido a una peli porno que solo fue lujuria o como un cuesco inesperado y sonoro en una tienda de ropa: vergonzoso, gracioso y te relaja algo.
Llamaremos  al chico el señor N para que sea más fácil relatar esta historia. Ocurrió de improviso y sin absolutamente planear nada. Estábamos en su casa, en su habitación, haciendo un trabajo sobre a saber qué, totalmente concentrados. En un momento a él se le ocurrió poner música de fondo para animar un poco el ambiente depresivo que reinaba. Atentos a la conversación que tuvimos. Fue algo así como:
Yo: ¿Qué tal si cambiamos esta foto de sitio en el trabajo?
N: Y, ¿ por qué no probamos otra cosa?
Yo: ¿El qué?
N: ¿Follamos?
Yo: Follamos.
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Y vaya que si lo hicimos. Ventajas de ser dos chicos salidos, ya ves. Antes de seguir aclaro un punto. Yo siempre supe que era gay, pero este chico era el típico ligón de la vida que tenía a mil chicas detrás por lo que me sorprendió esa oferta. Prosigamos.
Al principio fue algo incómodo ya que pensaba que me estaba tomando el pelo, pero cuando me metió la lengua en la garganta ya me lo creí. Estuvimos un ratito de besos y roces que hacían desatar una tormenta entre los dos. Avanzamos un poco y fuimos en busca de condones a la mesilla. Tras algo de forcejeo para ponerlo, él no tenía mucha experiencia y yo ninguna, fue un espectáculo de contorsionismo y un más que satisfactorio toqueteo. Él estaba en la silla del ordenador y ahí mismo lo monté como una moto acuática. Al acabar él, llegó mi turno de disfrutar, le ordené que se pusiera a cuatro en el suelo para devolverle lo que me había hecho sufrir, aunque para nada me quejé. Los cielos se abrieron y se cantó aleluya, y estoy más que seguro que más de un ángel tuvo una erección. Acabamos y seguimos con el trabajo, ante todo personas serias.
Esta no fue la primera y última vez que tuvimos algo… Buscábamos cada excusa que podíamos para ir  a la casa del otro a retozar un rato. Que si teníamos que hacer un trabajo, que si uno tenía dudas con un examen y el otro era, casualmente, muy bueno en esa materia, que si uno tenía que bañar a su pez y necesitaba ayuda, y un  larguísimo etc…
Estuvimos con nuestra relación de pareja en secreto hasta que , por alguna razón, decidió dejar de hablarme e incluso de mirarme. Cada vez que intentaba hablar con él para descubrir qué había pasado me mataba con la mirada y se enfurecía sin ninguna razón. Nunca descubrí cual había sido la razón del porque de repente era peor que Satanás. Estuve un tiempo destrozado echándome la culpa, pensando mil y una rayadas mentales, ¿fue por mi físico?, ¿lo había tratado mal?, ¿se cansó de que fuese pesado?… Era una herida abierta en mi pecho que supuraba auto odio a raudales. Pensaba que él era el amor de mi vida, que nunca jamás encontraría a alguien como él y durante una gran parte de mi vida creí que todo lo que pensaba era cierto. Me encerré en mi mismo, pretendí ser lo que los demás querían que fuese, tenía menos personalidad que una patata y no cuidaba mi aspecto absolutamente nada, básicamente me ahogaba en mi propio bucle de dolor.
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 Hoy que soy mayor y más sabio me doy cuenta que el dolor desgarrador que sentía eran probablemente gases. Una persona capaz de hacerte pensar que no vales nada, de hacer que odies cada parte de ti y que encima te haga pensar que la culpa es solo tuya no merece nada más que metano.
Si estáis pasando por una situación parecida, mi consejo es el siguiente: Poneos a cuatro patas y dejad salir algún cuesco o entrar algún rabo, eso cura todo.  Daos un morreo en el espejo, abrazad el tesoro de vuestra persona, no os soltéis nunca ni permitáis que alguien que no seáis vosotros tenga algún poder de decisión sobre cómo te sientes. No matéis una parte de vital de quien sois porque alguien decida que no le gustáis. La única persona que estará toda tu vida contigo eres tú. Los gilipollas están en todos lados, acostúmbrate a ellos, las heridas de guerra te harán más fuerte y te llevarán por el camino que tú decidas y , además, el karma es un arma muy poderosa.  Las últimas noticias que tuve del señor N fueron que tenía un problema de drogas y que estaba a punto de entrar en prisión, así que ya veis, él va entrar en la cárcel y yo estoy mejor que nunca. Me he puesto más bueno que el pan y mi personalidad de ardilla anfetamínica no me puede gustar más. Confiad en vuestra fuerza inferior y haced temblar al mundo. Ánimo.

Anónimo