Lo reconozco, soy de culos. Consciente de que a priori no es una parte del cuerpo con una función muy glamurosa, y no tiene la presencia ni la rima de las tetas y las carretas, se menosprecia su influencia. Lector, seguramente estarás de acuerdo conmigo. Lectora, seguramente en este instante te encuentras sentada sobre uno, poco consciente quizá del enorme poder que posees bajo las caderas.

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Se utiliza “culo gordo” para insultar al personal, como otro desprecio más hacia el físico de una persona. Pero los culos son como los gatos, mucho más bonitos cuando están rellenitos. ¡Al menos en mi mundo!

Algunas prendas íntimas femeninas se empeñan en moldear, esconder, apretar, cambiar. Yo digo “no” a estas prendas.

Agarra las bragafajas, los push-ups, haz una hoguera y baila desnuda a su alrededor. El culo se ha de adornar, transparentar, embellecer, pero nunca disimular o cambiar. Sea cual sea tu talla, siempre puedes encontrar unas maravillosas braguitas sexys o usar un tanga. Que el límite sea tu economía y tu comodidad. Manda el pudor y la decencia al siglo pasado y mueve el culo como una reguetonera electrocutándose.

¿Hay algo más sincero que la risa de un niño? Sí, la erección de un hombre. Frota un par de veces tu culo en las partes nobles del varón objetivo, espera 10 segundos, vuelve a arrimarte y descubrirás seguramente que él también es de culos, que se muere por el tuyo. Cuando veas a uno mirarte las posaderas, seguramente estará pensando lo que le gustaría presentarle a su ombligo, y repetidas veces.

Si hay algo que a las mujeres les importa infinitamente más que a los hombres, esas son la celulitis y las estrías. Creedme, a la mayoría nos da igual mientras podamos agarrar y ponernos morados. Y esto va de culos, pero no de sexo anal. Ése, como los platos más complicados de un restaurante, solo bajo petición previa. Que para algunas batallas ha de estar el equipo preparado, y no todos tenemos las mismas inquietudes.

Y mientras te acomplejas porque tu cuerpo se empeña en derivar algunos placeres cotidianos siempre a la misma parte del cuerpo, mientras te crucificas porque el ejercicio no parece reducir esa zona, nosotros la veneramos cual estatuilla sagrada de la sensualidad. Y es que su bamboleo hipnótico, ya sea con tacones, creepers o francesitas, hipnotiza nuestras ya poco consistentes mentes, para olvidarnos hasta de nuestro destino, y convertirnos en seres balbuceantes. Al menos, más balbuceantes que de costumbre.

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Porque tras cada comentario despectivo se esconde un frustrado, que no ha recibido azotes en sus posaderas (y no me refiero solo de niño) cuando lo hubieran necesitado, o ha sido incapaz de darlos. Porque unos azotes, consentidos y de la fuerza adecuada, puede sacar de la rutina la más puritana de las vidas sexuales. Porque los juegos son la salsa de la vida, y ahí marcaréis la diferencia con la palma de una mano o el juguete que más os motive.

Levántate, ponte tus braguitas más cuquis, mírate en el espejo y repite mientras te sujetas las nalgas “ YO TENGO EL PODER”(I´ve got the powa). Un culo para gobernarlos a todos, un culo para encontrarnos, un culo para atraernos y atarnos en las tinieblas… de tu habitación.

Fredi Suárez

En las fotos: Iskra