Aclaremos ideas, llamamos tribu a aquella agrupación o asociación social y política propia de pueblos primitivos e integrados por un conjunto de personas que comparten un origen, una lengua, unas costumbres y unas creencias y que obedecen a un mismo jefe.

Llegados a este corto pero intenso punto voy a empezar a esclarecer las posibles dudas que se puedan ir creando, si alguno de dichos ex llega a leerse entre líneas.

1º En primer lugar denomino a todos los seres que ya no forman parte de nuestras vidas (pero que siguen jodiendo la marrana) como una sola agrupación, ya que la mayoría están movidos por las mismas paranoias y problemas mentales.

2º Es determinante entender que en ningún momento intento generalizar en cuanto a los “ex’s”, tan solo se trata de un artículo que intenta atisbar por encima alguna de las actitudes y sensaciones que son capases de manifestar dichos individuos.

3º Cada uno de nuestros ex es un individuo peculiar caracterizado por distintos rasgos, he de decir  que solo cuando una pareja se convierten en ex es cuando logramos conocerla realmente.

Nunca he pretendido escribir sobre ningún ex porque como la palabra dice se trata de una preposición que se coloca delante de cargos para indicar que fue y ya no lo es.

Por lo tanto si fue y ya no es qué coño hace siendo aún.

 

Qué coño hacen que nos siguen amargando la existencia, la vida los días y las horas…Y todo después de que fueran ellos quienes decidieron que no encajábamos en sus vidas (no perdona el que no sabe encajar en la realidad eres tú y tu mundo de palabrería, videojuegos y vagancia hereditaria de tus antepasados cavernícolas). Pero y qué importará todo esto si en el momento de la verdad, ese en el que una ya tiene superado que el tío con el que salió es un capullo. En el preciso momento en el que nuestra vida vuelve a tener otro sentido que no sea llorar por las esquinas, usar el chocolate como lubricante sentimental y mendigar misericordia a los conocidos que te preguntan siempre si sabes algo de él… Entonces y como por arte de magia ¡aparece!. Sí, no es coña, pero no aparece el capullo que nos dejó más solas que la una, no, ¿de verdad lo creíais tan estúpido? Aparece EL HOMBRE, aparece el amigo que nos escuchaba, el hermano que nos cuidaba, el amante que nos volvía locas y el romántico que nos enamoró. Traen con ellos cientos de reflexiones, miles de disculpas y varias millones de mentiras a cual más enredada. Ay chicas, para algo existe el sexto sentido. Corred.

Y no sé si quizás en otra época era más sencillo eso de pasar página, solo sé que en la actualidad nos han jodido bien jodidos con tanta red social y tanta tontería.

Vale que todo el mundo debe mostrar lo muy feliz que es con su pareja actual, vale que los anticuados sms hayan sido sustituidos por emoticonos rancios, vídeos auto editados con música de Titanic de fondo y frases de eternidad que ni ellos mismos se creen. Todo esto está bien, es normal, hasta diría que aceptable…

PERO NO A LA SEMANA DE HABER DEJADO DE METÉRSELA A OTRA.

 

En qué cabeza cabe prometer el oro y el moro a los cuatro vientos a una y luego a otra a otra a otra… y tan tranquilo, porque con borrar la conversación de whatsapp, las fotos del face y las frases de twitter que teníamos con la anterior es como si no hubiera existido, ¿desde cuándo romper corazones se volvió una tarea tan simple?

Y ojito porque, como a una se le ocurra la flamante idea de hacer algo parecido se convierte en un demonio, comparable a Lucifer (¿de verdad sigue colando que seamos siempre las malas malísimas?)

Tío te has zumbado todo lo que se menea de aquí a Albacete y una es una zorra por hacer su vida sin morir en el intento.

 

La verdad, es de admirar la forma en la que os llegáis a creer vuestra propia mentira, viviendo en una especie de realidad paralela muy chunga que ni Mickey Mouse se creería.

Yo a estas alturas ya me da por reírme porque no hay medicina mejor que la risa, bueno si una pastilla que nos haga olvidar todo lo que hemos pasado con los toca ovarios de nuestros ex, tiempo al tiempo. Y que putada que todo se pudra de tal manera que ya ni una amistad de mierda nos pueda quedar con la persona que hemos compartido todo de nosotras, a la cual le hemos entregado cada minuto de nuestras vidas a lo largo de un período de tiempo que nos ha marcado considerablemente.

Que en el siglo más avanzado de la historia del mundo seamos los más atrasados en temas del corazón da pena.

Porque de algún puto lugar tienen que salir esas historias épicas de romances que iban más allá del tiempo y el espacio, aquellos que se prometían encontrarse una vida tras otra porque una sola no les era suficiente para todo el amor que se profesaban.

En la actualidad todo se reduce a un si te vi no me acuerdo,

si te quise tampoco,

y si te la llegue a meter menos aún.

 

¿Tan poco valor tiene un ser humano ante los ojos de otro cuando ya no lo queremos como antes?

Y aquí es cuando llegamos al punto de no retorno, pasamos de los ex capullos a las ex locas, que sobrevaloran todo lo relativo a la relación, salidas directamente de la película dé psicosis. Esas que en pareja no movían un dedo por su cónyuge, pero que basta con dejarlo para mover cielo y tierra para volver atarlo a la pata de la cama.

Una de esas que cree que una relación es una especie de contrato indefinido cuyo control pertenece a la parte femenina de la pareja. Y da igual si acabasteis bien, si quien te quiso dejar fue ella, tu eres de ella y ella tuya (aunque no la quieras ni regalada), y punto.

Y creo que hablo por todas las actuales novias que tienen que convivir con que la ex de su pareja sea una máquina infalible de acoso y derribo, cuando digo que  poco les importa que él ya tenga novia o mujer, niños, dos perros, un monovolumen o un chalet con piscina donde duerme cada noche con su pareja actual, que independientemente a todo cada dos meses recibirá un mensaje de la ex contándole cualquier cuento para no dormir, que se podría resumir en un: “hola soy el hada insatisfecha, eres feliz y eso no me gusta así que he venido a tocarte los cojones”. A ver chicas la realidad es una sola, y es que si alguna vez en vuestro sano juicio quisisteis lo más mínimo a vuestra pareja llegará un momento en el que su felicidad con otra persona os sacará una sonrisa, porque sí, porque sencillamente os consiguió hacer feliz a vosotras en algún punto, y eso se agradece, pero ya pasó.

 

Y si no es así y lo único que os inspiran sus fotos en instagram son unas ganas horribles de que se hagan un viaje al África más profunda y pillen ébola, bueno en ese caso quizás deberías plantearos ir vosotras a ver si lográis sustituir el ébola por la enfermedad de la rabia y la cólera post-relación que lleváis a cuestas después de tanto tiempo.

Así que mi epifanía de hoy es que por mucho que luchemos contra ello (y válgame dios que he luchado) los ex’s siempre formarán parte de nuestra historia, de nosotras y nos ayudarán a definir el camino que NO queremos seguir en un futuro. Así que sea como sea de alguna manera su paso por nuestras vidas nos han ayudado a aclarar ideas, aprender la existencias de patologías derivadas de rupturas, y a saber que afortunadamente no hay mal que cien años dure.