El otro día una amiga me contó una cosa que me dejó muerta. La chica lleva varios meses que sí que no con un tío con el que trabaja, que eso es lo peor de todo. (¿Por qué todas sabemos que no debemos complicarnos la vida liándonos con un compañero de trabajo y aún así todas caemos? Porque vamos, yo la primera. Hace muchos años, sí, pero eso no me da inmunidad para repetirlo en un futuro). Y a medida que ha ido conociendo al personajillo se ha ido enterando de cosas que no nos molan nada. Vamos, que el tío apareció como el típico «qué majo, hombre» y poco a poco se ha ido convirtiendo en «menudo espabilao». Bueno, pero como no se iba a casar con él, pues qué más da que el chico supiera latín (metafóricamente, como cuando las abuelas dicen «bueno este, sabe latín» que en lenguaje de abuela debe significar «ándate con ojo que este ya se las sabe todas»).

Nos empezó a importar su extenso conocimiento de lenguas cuando mi amiga me reconoce que es que tiene sentimientos hacia él. Y yo me llevo nuevamente las manos a la cabeza, porque joder, si ya sabes que el tío va a lo que va, ¿cómo te permites enamorarte? Y esto se lo digo yo sin pararme a pensar en que a mí también me ha pasado exactamente lo mismo otras veces.

Después me dice que ahora que a ella se le notan esos sentimientos, el tío ha puesto tierra de por medio y está de lo más distante. Pero claro, ella no puede pasar de él porque lo está viendo todos los putos días de su vida (menos los findes, claro) en el trabajo. Hasta aquí todo normal. Dentro de lo que cabe, claro, porque como nos pongamos a sacar mierda necesitaríamos palas.

Y9gNV

Lo que a mí me dejó muerta realmente es que mi amiga nos contase que ella sentía una necesidad constante de estar cerca de él y de hacer cosas para que él se diera cuenta de dónde estaba ella y qué estaba haciendo ella. Vamos, necesitaba llamar su atención. Y le digo que menuda loca, que por qué hace eso, que pare ya. Y me acuerdo de que yo he hecho exactamente lo mismo. Sin ir más lejos hace un año estuve con un tío que me folló un par de veces y me dijo hasta luego mari carmen y yo me pasé un par de meses dejándome notar de vez en cuando solo porque quería que me notase él.

Porque hay que joderse que hasta cuando pasan de nosotras en nuestra puta cara, sintamos esa necesidad de mendigar atención. Aunque yo creo que lo que mendigamos no es casito: es mucho peor. Es tan peor y tan terrorífico que debería existir una novela de Stephen King sobre el tema. No estamos mendigando atención. Estamos llamando la atención de un idiota porque queremos que nos vuelva a querer. Estamos mendigando su amor, aún sabiendo que su amor era de mentira, era una estrategia.

tumblr_mjpn0vgLxQ1qlvwnco1_400

Lo reconozco, con vergüenza, pero lo reconozco: juzgué a mi amiga descaradamente. Me creí más lista que ella y en un plis plás simplifiqué su problema y le ofrecí la solución más evidente: se acabó, corta por lo sano, haz como que no existe. Porque se me había debido olvidar que yo he pasado, y varias veces, por lo mismo. Que todas las personas de este planeta (no sé si los tíos también, pero quiero pensar que sí, así que los meto en el saco) tenemos este tipo de comportamiento de mierda, que nos arrodillaríamos ante la persona que nos obsesiona y le suplicaríamos que nos sonriera solo para irnos más contentas a casa.

Amigas, de verdad, (ahora ya no me refiero a la mía, sino a todas vosotras, nosotras, porque me incluyo) vuelvo a citar a mi abuela, que siempre me decía que «la caridad empieza por uno mismo», y digo yo, ¿no empezará también la dignidad por una misma? ¿No deberíamos dejar de suplicar el cariño de un cualquiera y centrarnos en todas esas otras personas que también nos quieren? (Como esas amigas que te juzgan pero luego se dan cuenta que han hecho LO MISMITO QUE TÚ, que también te quieren) ¿Y cómo lo hacemos? ¿Cuál es la fórmula mágica que nos podría desenganchar de aquellas personas a las que no les importamos? ¿Cómo dejamos de darle más importancia al «amor» del tío que nos dice que NO y nos centramos en el amor correspondido hacia nosotras mismas, nuestros familiares y nuestros amigos?

No son preguntas retóricas. De verdad, si sabéis la respuesta, compartirla, que la sabiduría está para transmitirla, no para guardársela toda y creerse la más lista.