¿Soy la única a la que le pasa esto? ¿Soy la única que echa de menos tener pareja cuando está sola, y echa de más tener esa pareja cuando tiene una relación? ¿Por qué pasa esto?

Básicamente, porque no sabemos qué queremos, ni cuándo, ni con quién. Cuando estamos solas y tenemos miles de planes para pasarlo bien, no lo valoramos y echamos de menos tener a alguien con quien ver esa peli en el sofá. Nos da pereza tener que arreglarnos, tontear, beber, y toda la parafernalia que conlleva una salida nocturna de chicas el fin de semana. Llegas piripi y te acuestas, si no te da por tener una crisis de llanto acordándote de tu ex, lloras amargamente echándole de menos y es porque el puto alcohol inhibe y crea lagunas mentales, haciendo que no recuerdes porqué lo dejaste. A esto súmale el enorme “vacío” cuando te levantas al día siguiente y ves que el baboso pesado de la noche anterior no te ha escrito, que tienes una resaca de premio, y que te vas a pasar todo el día en el sofá tirada, con depre… y sola.

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Tus amigas te escriben para ver qué tal fue y qué tal estás, además de para planear algo tranqui para la tarde del domingo. Y no, no te apetece, lo que de verdad quieres es tener un maromo debajo de la manta que te acaricie los pies mientras veis alguna película (da igual qué película sea), tomar un té calentito con él y haceros arrumacos, mientras miras el móvil y ves la hora, te queda toda la tarde para disfrutar del plan.

Pero no, en este momento estás sola y tu mente no está capacitada para darse cuenta de que fuera hay un mundo fantástico y personas estupendas para disfrutar de ellas. No, tú quieres el maromo para el sofá…

De repente, un día conoces a alguien, y lo que viene a ser un follamigo, se convierte en tu “pareja”. Ya tienes el sofá completo. ¡¡¡Felicidad!! Domingos interminables de besos, polvos, café y tv. Lluvia fuera y tú dentro calentita, en todos los sentidos.

Pasan los meses, y las estaciones, primavera, verano, otoño e invierno. Empiezan los primeros roces, pero el amor todo lo puede y de todo salva…. Tienes a tus amigas, que son buenas amigas y no te abandonan, constantemente te recuerdan la fiesta de tal club, el concierto de algún conocido que vuelve a tu ciudad, la quedada de los viernes, todo esto que, aunque tengas absoluta libertad para seguir teniéndolo, ya no es igual. También están los “admiradores” de siempre, esos que no te los quitas de encima ni con soplete, les da igual que tengas pareja o que tengas animales, quieren y punto. En fin, que tu teléfono tiene actividad. Y de repente te ves un día en el sofá con tu maromo al lado y cuando te percatas, tu mente no está en la película, está en tus recuerdos, tus salidas, tus taconazos, tus besos alegres cuando coincidías con amigos en los bares, tus risas, tus conciertos. Y empiezas a echar de menos y de más. De menos tu vida sin pareja, de más tu vida con ella. Y es que con la rutina pasa lo mismo que con el alcohol, inhibe y crea lagunas mentales que impide que recuerdes porqué estás ahí con él.

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Todo tiene sus pros y sus contras, a lo peor no era la persona adecuada, o tu situación no era la idónea para ello, aunque tú te empeñaras en tenerlo, o tu espíritu es libre, pero eres un simple borrego más de esta sociedad que dicta que la mujer tiene que estar acompañada por un macho para estar completa, porque si no la felicidad no es completa…

Yo voy a terminar mi té y a ver qué hago con mi vida sentimental.

Autor: A.T.