Cuando te enamoras y es correspondido, tu mundo se tambalea cada segundo a su lado. Sonríes a la vida con vehemencia, el corazón bombea energía de alto voltaje y te dejas llevar con pasión y confianza por ese amor sin condiciones. No hay palabras que describan esa emoción vibrante que te recorre acelerada de pies a cabeza, esa fuerza que te deja sin aliento mientras te inyecta toneladas y toneladas de intimidad y excitación.

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Os prometéis lo imprometible. Viajaríais al fin del mundo por estar juntos y serías capaces de cualquier cosa el uno por el otro. La locura llamada amor arrasa vuestro sexo y vuestras emociones sin paciencia, sin medias tintas, sin armaduras y sin miedos.

PROTECCION

Pero un día el otro dice que necesita espacio. O que quiere frenar y de repente ir más despacio. O te miente para ir a ver a otras personas en lugar de a ti. O deja de desear con esa furia estar contigo. O besa a otra a tus espaldas. O simplemente pone freno a la pasión. O no sabe lo que quiere. O te dice que no eres tú, pero que no se entiende ni él.

Y ya no te besa igual. Ya no te da la mano igual. Ya no te mira igual. Ya no te abraza igual. Ya no te habla igual. Ya no te escucha igual.

YANOES IGUAL

Algo se rompe para siempre. El ritmo de ese amor cambia. Y tú esperas que sea solo un espejismo. Te autoengañas esperando a que en unos días vuelva todo a la normalidad de ese amor eterno. Esperas esa llamada en la que volver a notar pasión en su voz. Esperas ese beso mágico que lo olvide todo. Y nunca llega.

Analizas cada gesto intentando dar respuesta a todas las incógnitas que azotan tu cabeza. Buscas continuamente señales, intentando entender esa vez en la que todo cambió. Pasas las horas buscando el punto, buscando el algo, buscando el qué, sin entender qué pudo pasar.

GESTOS

Y quizá, solo quizá,  un día vuelva a llamar a tu puerta tímidamente. Vuelva a pedirte un beso, e incluso te suplique volver a intentarlo. Ojala pudiera ser como esas personas que son capaces de olvidar y empezar de cero. Pero para conseguirlo hay que ser de otra pasta. Soy incapaz de resetear mis sentimientos y volver a confiar sin miedo. Porque si te atreves a dar una segunda oportunidad no sirven las medias tintas. Si decides dar una segunda oportunidad es para mirar hacia delante sin mirar nunca atrás.

Lo siento amor, no creo en las segundas oportunidades. Cuando dejaste de quererme me hiciste daño. Porque algo dentro de mi se ha hecho pedacitos y ese algo es la confianza, que es imposible de reparar sin dejar señales.

NOPUEDO

Y yo lo quiero todo. Por eso no creo en las segundas oportunidades. Porque si una vez no funcionó a la primera, ¿por qué iba a hacerlo a la segunda?