Te promete amor eterno, te promete que jamás te hará daño, te promete que nunca te dejará, que te ama más que a nada, te promete una vida entera a tu lado, llena de besos, aventuras y mucho amor. Pero, ¿qué pasa cuando no lo cumple?

Pues te lo diré: te derrumbas. Tu autoestima se precipita desde un rascacielos hasta el suelo (y más allá). Le das mil vueltas a todo buscando, rastreando qué has podido hacer mal para que te haya dejado después de prometerte tantas cosas. ¿Será mi forma de ser?, ¿serán mis lorcitas?, ¿será que hay otra?, ¿qué ha sido?.

Pero cuando esta etapa pasa, empiezas otra en la que sientes rabia e impotencia. Impotencia ante la falta de explicación, ante la falta de un porqué. No entiendes como puedes haber pasado de ser el 10 al 0. Y maldices todas esas promesas que te hizo y que poco a poco se van desdibujando en tu cabeza.

Pero hay días en los que me da por machacar a mi mente, por ser masoca, y me pongo a pensar y aflora mi gran (y a veces desesperante) capacidad empática. Entonces pienso, ¿y por qué no? Todas esas promesas se hicieron en un momento en el que se sentía lo que se estaba diciendo, en el que se tenía esa intención de cumplirlas, porque había amor.

Entonces reflexiono y pienso que cuando sentimos algo de verdad, lo decimos y lo demostramos. Si tenemos intención de pasar nuestra vida junto a otra persona, se lo hacemos saber, es el objeto de nuestro amor y pensamos que jamás podremos hacerles daño. Y pensamos todo esto porque estamos enamorados y queremos que la otra persona lo sepa.

Cuando te hacen todas esas promesas te sientes querida, segura, protegida. Sientes que vale la pena haberte abierto completamente por primera vez a una persona. Pero nunca sabes lo que va a pasar, ni siquiera con tus propios sentimientos o los de esa persona, y es algo que he aprendido con dolor, no lo voy a negar. Por esto me pregunto ¿Hubiera valido la pena que no me hubiera hecho esas promesas, si realmente las sentía?

Pues os voy a ser sincera, pienso que esas promesas se deben hacer, porque se sienten, porque el tiempo pasa y tenemos que ser felices y hacer felices a quienes queremos. Creo que en el momento de hacer una promesa de este tipo no se concibe el no cumplirla, y es por eso que se hace.

También soy sincera diciendo que hay días en los que esas promesas me siguen doliendo y me hacen pensar que puede que nunca vuelva a confiar en nadie cuando me las haga. Pero ¿y saber que te las hacen porque realmente sienten eso por ti en ese momento? Es maravilloso.

Sofia