Vaya por delante que escribo este post cabreada, mucho, porque cuando me dicen que pido demasiado me enfado. ¿Qué es demasiado? ¿Que me quieran bien? ¿Que me quieran como yo quiero? No creo que esperar lo mejor para mí misma sea demasiado.

My mad fat diary Rae and Finn

¿A qué viene esto? Pues a que el otro día tenía con unos amigos una conversación la mar de interesante sobre parejas y relaciones hasta que empezamos a discutir sobre qué es lo que puede pedirse o esperarse en una relación de pareja:
–O te empotran o te quieren. Tienes que elegir. –decía la voz de la experiencia, la más mayor de la mesa.
–No quiero elegir: lo quiero todo.
–¡Inocente! –le salió de lo profundo a otro.
–Eso es porque aún eres joven. Ya te darás cuenta de que no puede ser… –de nuevo la voz de la experiencia.

¡Me niego! No quiero resignarme a una relación con amor y sin sexo. ¡Ay, aquellos años de defender lo contrario! Entonces sí era inocente y no sabía lo que llega a ponerte físicamente alguien con quien conectas en un plano intelectual. ¡Soy sapiosexual! Tampoco quiero una relación en la que alguien me ponga a mil pero con quien no tenga nada de qué hablar.

 

Leo en El universo de lo sencillo –un blog maravilloso–, que se quiere con la cabeza, con el corazón y con la tripa. Cuando coinciden esas tres formas en la misma persona ha llegado el momento de dejarse llevar. Leed el texto de Pablo Arribas y os quedará clarísimo.

A mí se me ocurre decirlo de otro modo:

  • Quiero a alguien autosuficiente que cuelgue un cuadro, ponga una lavadora sin que se lo diga y que sea capaz de hacer la cena solo viendo lo que hay en la nevera.
  • Quiero a alguien que pase una tarde de domingo en el sofá solo viendo una peli pero también que esa misma persona me desee un martes o un miércoles –¡mira que los miércoles son tristes…!– y me diga veinte veces ese día que no puede esperar para verme.
  • Quiero a alguien que mate monstruos por mí –vena protectora activada– y que ese mismo día u otro cualquiera sea capaz de pedirme un abrazo largo porque ha tenido un día de mierda.

abrazo beso tenerlo todo

Si un día decido arriesgarme de nuevo a compartir mi vida con alguien quiero que sea con un hombre al que quiera con la cabeza, con el corazón y con las tripas, y que él me quiera a mí del mismo modo. No me conformaré con menos. Asumo que soy muy exigente, sí, pero en este caso no creo que sea un defecto. Mis amigos leerán esto y les saldrá casi natural un gesto condescendiente que significa aún eres joven, ya te harás mayor. Retomaremos la discusión.