Odio las primeras citas. Algunos ya lo sabréis porque lo he contado alguna vez. Otros os llevaréis las manos a la cabeza porque no hace más que unos días os estaba dando la lata con que había salido en el programa First Dates, un programa al que se va, única y exclusivamente, a tener una primera cita. Pues mira, así soy, contradictoria, y así tenéis que quererme.

Las primeras citas me parecen un trago muy incómodo de pasar. Es como perder la virginidad… pero varias veces al año. Sabes que no va a ser perfecto pero hay que pasarlo. Y ya que sabes que no va a ser algo perfecto, mejor estar preparada y no ponértelo más difícil todavía. Por ejemplo, esa gente que tiene una primera cita y decide ir a comer un kebab: ¿de qué coño van? O sea, ¿lo primero que quieres que vean de ti es como te gotea salsa la barbilla mientras se te queda un trozo de lechuga entre los dientes? Chica, estás fatal.

kristen-stewart-crazy

Tampoco me gustan las primeras citas en una casa. Ni en la mía ni en la suya. En la mía me voy a sentir incómoda porque tengo un invitado que va a cotillearme entera de un solo vistazo, en la del otro me siento acorralada, él juega en casa y eso es tener ventaja… Ahora, donde peor llevo las primeras citas (kebab aparte, claro, porque es que eso ni me lo planteo) es en un cine.

Tener una primera cita en un cine con un tío que no conoces de nada y no sabes por dónde te va a salir. ¿Por qué? Me dice una amiga que si uno de los dos es tímido, el cine es la excusa perfecta, porque es normal estar callado y a la salida tienes tema de conversación. Pues no sé yo qué te diga, porque a mí la cita-cine me parece un «problema social» tras otro.

El primero: elegir la película. ¿Te pones dominante y decides tú? ¿Eliges la comedia divertida para pasar el rato o la que mejor pinta tiene? ¿Y si a él le parecen ridículas las comedias comerciales y prefiere el cine noruego en versión original y estás quedando fatal? ¡O peor! A la que te gusta el cine noruego en versión original es a ti y él se queda dormido en cuanto empiezan los trailers…

El segundo problema: ¿quién paga? Si uno de los momentos más incómodos de una cita de tomar unas cañas o cenar en algún sitio en el que no te chorreen boca y manos es la peleílla de cuando pides la cuenta, que si «no que te invito yo, no que pagamos a medias», en la cita-cine hay que sacar la cartera en los primeros quince minutos juntos.

broke

El tercer problema: ¿palomitas y refresco? ¿Sí? ¿No? Hay gente que no es capaz de ver una película sin comer. Yo, por suerte, no tengo ese problema. Es que ni siquiera me gustan las palomitas, así como os lo cuento. Que existan las palomitas en el mundo, bueno, pero lo que sí que no soporto es el sonido de gente comiendo palomitas a mi alrededor, sobre todo muy cerca de mí. ¿Y si a mi cita le flipan las palomitas, y tengo que aguantarlo toda la peli rumia que te rumia? ¿Y SI DESPUÉS QUIERE BESARME, CON TODA LA BOCA LLENA DE PALUEGOS?

El cuarto problema: ¿Hablamos durante la peli? Yo no suelo hablar cuando estoy viendo una película, pero me encanta hablar mientras veo los trailers. Pero claro, nos acabamos de conocer, tendremos ganas de hablar pero no vamos a tener mucho tiempo porque enseguida se apagarán las luces y tendremos que estar callados… o no. ¿Y si a él le da por distraerme todo el rato? ¿Y SI ES DE LOS QUE LE HABLA A LA PANTALLA?

El quinto problema: el concepto de «cita en el cine» que cada uno podamos tener. Para mí ir al cine es sagrado, es como para las abuelas ir a misa. Es un momento muy importante para mí, y me lo tomo muy en serio. Me encanta el cine y disfruto hasta de las malas pelis. Por eso no me gusta nada que me toquen mucho los cojones cuando estoy viendo una película. Pero lo que sí que no soportaría es que me tocasen las tetas. Pero claro, para otras personas ir al cine significa «quiero meterte mano en la oscuridad». Además yo soy muy intensita y todo lo vivo muy a tope, no me puedo ni imaginar que el protagonista, por ejemplo, acabe de recibir un disparo y a mi cita le de por poner su mano sobre mi pierna. O peor. Que nos metamos a una peli de miedo y… ¡ME ABRACE! Eso sí que me horroriza.

tumblr_o0rnw8BYMO1sibqmoo1_500

El sexto problema: una posible discusión final. ¿Y si a uno le encanta la peli y el otro la ha odiado? Tener una conversación sobre una película mola, además a mí me encanta hablar de cine, pero si la primera conversación que tenemos después de dos horas callados es una discusión irreconciliable… a lo mejor nos da por pensar a los dos que el otro es medio tonto.

Que sí, que me pongo en lo peor, pero, como dije al principio: para mí, tener una primera cita es casi hasta molesto. A mí me gusta tener confianza con la gente y sentirme cómoda, y eso no se consigue hasta pasados unos cuantos encuentros, así que puestos a conocernos, mejor hacerlo en un ambiente más propicio. ¿Para qué me voy a meter en un cine si me puedo ir contigo a un parque con un happy meal en una mano y una coca cola en la otra?