Hace unos días leí una frase que me impactó. “A veces no terminas con el amor de tu vida y no pasa nada”. Así, como un jarro de agua fría que no me esperaba y me pilló por sorpresa mientras leía en el móvil al salir del trabajo.

No voy a entrar a valorar qué significa el “amor de tu vida”, si sólo existe uno o si en una vida se pueden encontrar varios amores importantes dependiendo de la etapa en la que estemos. Pero no puedo pasar por alto tal afirmación, sobre todo porque ha surgido tras el polémico final de la película “La la land” (que por cierto, a mí me encantó).

Los sueños son fundamentales, algo así como potentes motores que nos permiten arrancar aunque tengamos el depósito vacío. Nos empujan a arriesgarnos, a avanzar, retroceder y recorrer nuevos caminos de los que nos vamos a llevar moraleja. Siempre. Este es uno de los principales temas de la película, la importancia de soñar, de luchar por lo que queremos y de dejarse la piel en la carretera porque sabemos que en el momento de cruzar la meta todo habrá merecido la pena. De eso va la película.giphy

Sin embargo me ha dado la sensación de que el artículo en cuestión que mencionaba al principio olvidaba que, además de convertirnos en actrices, cantantes, conseguir un máster o recorrer el mundo, el amor también puede ser uno de nuestros sueños. Y sí, por qué no, uno de los más grandes y de los que puedan regir parte de nuestra vida.

Encontrar el amor no tiene que convertirse en una obsesión más allá de conseguir el trabajo de tus sueños, puede que incluso sea menos importante y tus metas profesionales, como las de los protagonistas, sean más importantes que poder dar la mano a esa persona que te hace soñar despierto hace décadas.

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Somos capitanes de nuestras almas y podemos virar el timón hacia los propósitos que más nos convenzan de la lista anual pero deberíamos ser consecuentes con los destinos elegidos. Si el amor de tu vida está en esa lista no hay por qué conformarse con los puertos hacia donde te lleve el viento. Al igual que lo harías por un trabajo, por un proyecto, por conseguir una beca o por arrancar dos notas afinadas tras una clase de guitarra. Lucha. Porque abandonar los sueños siempre trae consecuencias, aunque un artículo te diga que no pasa nada.

Luz del Mar Rebollo