Lo comenzaba a sospechar de algunas experiencias para acá, pero hasta más recientemente fue que lo tuve más claro que nunca: Si un hombre se me acerca con fines romántico/cachondo/amorosos, lo que menos le importa es si yo comparto ese deseo con él. Lo fundamental para él es si hay otro macho en el territorio; es decir, si yo tengo pareja. Ojo al pincelazo machista de la conducta citada.

Aquí reproduzco las conversaciones que me dejaron clara la premisa que comparto:

Caso 1: Sujeto que me aborda en la salida del metro.

Sujeto 1: (Igualando mi paso mientras subo las escaleras y camino al centro comercial) “Hola, ¿vienes seguido por acá?”

Yo: (Que paso por ahí diario al salir del trabajo) “No.” (sigo caminando, mientras el tipo va para el mismo rumbo que yo.)

S1: “Qué bonita eres. Desde que te vi en el metro, me lo pareciste. Qué curioso que vamos para el mismo lugar. Oye,  ¿puedes darme tu teléfono?”

Yo: (Sonrojándome) “No.”

S1: “¿Por qué no? ¿Tienes novio?”

Yo: (Con cierta incomodidad, cuyo origen aún no identifico) “No.”

S1: (Con cara de molestia mal disimulada) “¿Entonces por qué no?”

Yo: (Con la incomodidad, in crescendo) “No me interesa. Igualmente, gracias por el halago”

S1: (Con más molestia todavía peor disimulada) “Bueno, pues qué lástima. Que estés bien. Bye” (Aprieta el paso y se va al centro comercial).

Caso 2: Conversación en un chat de Facebook. (Nota: El sujeto en cuestión y yo fuimos vecinos unos años y luego cambió de domicilio. No éramos contactos de Facebook, pero tenemos amigos en común):

S2: Hola, guapa, ¿cómo estás? ¿Qué has hecho? ¿Ya te casaste?

Yo: (Entre sorprendida y con la molestia no identificada otra vez atravesada en el cuerpo) “Hola. Bien. No, no me he casado, ¿cómo estás tú?”

S2: “Bien, pues aquí viendo cómo están mis amigos. Oye, ¿por qué no se te puede mandar solicitud de amistad?, ¿se enoja el novio?”

Yo: (Con la molestia más a flor de piel porque, además, estoy más sola que la una y las experiencias amorosas recientes han sido, cuando menos, dolorosas, como para no registrar semejante sandez. Por otra parte, ¿qué se piensa ese mequetrefe?, ¿que yo sería novia de un sujeto que determinara con quién me relaciono por Facebook o en la vida real?) “No, no tengo novio.”

S2: “Ah, entonces ¿tengo posibilidades contigo?”

Yo: (Con la molestia identificada y pensando en qué parte de la historia de las relaciones  me salté o qué letrero traigo puesto para que el tipejo se pensara que sus posibilidades son mayores si no hay macho en el horizonte) “No. En este momento prefiero estar sola. Además, no me parece que sea bueno que ese tipo de cosas se digan por este medio.”

S2: “Pues es que casi no te veo…”

Yo: (Molesta) “Me parece igualmente inapropiado…”

S2: … (Fin de la conversación).

Conclusión: El sujeto cerró su cuenta de Facebook y ahora cada que coincidimos en el bus, se voltea y hace como que no me ve o de plano se baja del bus.

Caso 3: Conversación telefónica sostenida con un ex amante tras algunos meses de ausencia y con intenciones de retomar el asunto cachondo/amoroso en su próxima visita a la ciudad.

S3: “Hola, guapa, ¿cómo has estado? ¿cada vez más guapa?”

Yo: (Con cara de sorpresa) “Hola. Bien, ¿y tú?”

S3: “¿Por qué tan cortante? Oye, ¿nos vamos a ver ahora que vaya?”

Yo: Mmmhh…

S3: (Con tono de desesperación mal disfrazada) “¿Tienes novio o sales con alguien y por eso no me quieres ver?”

Yo: (Entre molesta y triste, la verdad) “Sinceramente, creo que esto no nos lleva a ningún lado.”

S3: (Tras un largo silencio) “Mmmhh, ok. (Prosigue en tono más cortante) “Y… ¿cómo has estado? ¿Qué dice el trabajo?…”

El resto de la conversación (3 minutos, máximo) sigue floja y versa sobre nuestras vidas en las ciudades en que vivimos.

Tres sujetos diferentes, tres reacciones similares, ninguna pregunta sobre si YO comparto su deseo o si YO estoy en la misma  sintonía que ellos. Tengo claro que poseemos un afán de competencia y tal; pero de ahí a no pensar que el asunto no siempre se trata de poder, sino de querer; de que resulta fundamental que ambas partes quieran y no  de que exista un tercero, hay una gran distancia. Genuinamente, creo que hay algo nefasto en esto: machismo aceptado, construido, (¿sutil?) y cotidiano que se cuela en las creencias y, por lo tanto en las relaciones.

Aparte de las experiencias que les comparto, una vez, tras la insistencia de un tipo (“Quisiera saber si tiene novio, o es casada, o si tengo posibilidades con usted”, mientras me cerraba el paso de salida a la calle, a plena luz del día) decidí decir con cara de desconsuelo: “Pasa que tengo novio” (Mentira y de las grandes), para lograr que dejara de insistir.

Desconozco si más mujeres lo han experimentado, pero me parece terrible que en la pretensión de relacionarnos con fines románticos/amorosos/cachondos, nos conduzcamos de esa manera. De lo dicho, me queda lo siguiente:

  1. Dudas genuinas sobre si es necesario mentir para que alguien deje de insistir ante una negativa, ¿de verdad se debe recurrir a eso para que el otro piense que la única traba para aceptarlo es que tengo pareja?, ¿es difícil/doloroso/inaceptable pensar y aceptar que el otro no quiere nada conmigo nada más porque no?
  2. Certeza sobre la necesidad de cambiar la forma de relacionarnos y aceptar que un “no” es “no”. Eso implica que quién sea pueda ser un gran partidazo, pero eso no quita que yo tenga derecho a no quererlo y yo pueda no gustarme, y por lo tanto me niegue a tener tratos amorosos/románticos/cachondos con él.
  3. Seguridad de que el hecho de que no sienta deseos de establecer algún tipo de relación con alguien no me convierte en una mala persona.

No sé los demás, pero yo creo que la construcción de una sociedad igualitaria y respetuosa comienza en la forma en que nos relacionamos, tratamos y consideramos unos a otros en lo cotidiano. Pensar que una mujer debe decir que tiene pareja (sea cierto o no), con tal de que un pretendiente deje de insistir, me parece terrible; suena a un síntoma de que, en el imaginario de los hombres (principalmente), las mujeres tenemos un algo (¿dueño?) al cual nos debemos y que es lo que determina en gran medida nuestras decisiones; suena a macho yéndose del territorio de otro macho por cuestiones de dominancia y poder; suena a relaciones de animales, no de humanos.

Sería diferente si el pretendiente preguntara directamente si la fémina en cuestión tiene interés en él, cuya respuesta sería “sí” o “no”, independientemente del estatus de ella. La existencia o ausencia de un tercero quedaría como aspecto a considerar por parte de los involucrados, pero no como condicionante único del establecimiento de una relación/cachondeo. La pregunta “¿Tienes novio o por qué no quieres estar conmigo?” suena a que “o tienes novio o debes estar conmigo”, y no deja lugar a respuestas más genuinas y válidas, tales como  “porque no quiero”, “porque no estoy interesada”, o “porque así estoy bien”, e invita a pensar que de no ser por la existencia de un tercero correría a los brazos del pretendiente, lo cual no necesariamente es cierto.

Autor: Guadalupe Centeno