Que me hacéis a mí mucha gracia, guapetones y no tan guapetones. Os quiero dedicar unas palabritas en nombre de todas las que no paramos de escuchar por parte de vuestros amigos, esos que acaban con nosotras en la cama, frases como estas:

 

  • «Me da vergüenza entrar a una chica gordita (qué miedo le tenemos a la palabra gorda, ¿eh?) porque mis amigos se meten conmigo.»
  • «No les cuento a mis amigos con quién me acuesto porque luego se ríen de mí.»
  • «Mis amigos dicen que no entienden cómo puedo “bajar tanto el listón”.»
  • «Ahora ya me da igual, pero antes lo pasaba muy mal porque mis amigos conocían a mis ligues y se metían conmigo y con ellas.»
  • «No me gusta que mis amigos critiquen a las chicas con las que me acuesto por estar “gorditas” y por eso no les cuento con quién lo hago.»

Me tenéis hasta las narices, queridos amigüis. Pero ¿de qué vais? ¿Quién os creéis que sois para juzgar a, en teoría, un amigo por con quién se mete en la cama? ¿Cómo os atrevéis a ridiculizarles a ellos y a nosotras por querer pasar un buen rato juntos? ¿Qué coño tenéis que decir vosotros sobre la vida sexual de cada uno?

Constantemente hablo con chicos que me cuentan lo mal que llegan a sentirse por los comentarios cromañones de sus amigos, de cómo han tenido que aprender a aceptar las mofas y las risas y de cómo han tenido que superar todo eso para poder estar con la chica que les gusta.

Yo es que flipo, no entiendo cómo a estas alturas de la vida os seguís permitiendo el lujo de machacar a una persona a la que supuestamente queréis y apreciáis, por el hecho de que le gusten las tías gordas. Además, ¿me explicáis qué problemas tenemos las chicas gordas? ¿michelines? ¿estrías? ¿culos gordos? Uy, perdonadme, chicos esculturales (JA), que se me olvidaba que por tener más curvas que una carretera de montaña no tengo derecho a follar. Ah, y se me olvidaba también que vuestros amigos se merecen más, ¿no?

¿Os habéis mirado al espejo? Porque es que a mí cuando me dicen estas cositas tan bonitas, lo primero que hago es pedir que me enseñen una foto de esos amigos tan guays y que tanto buscan el bienestar de su colega, y fíjate tú por dónde, que cuando les veo el careto y los cuerpos a estos amigüis tan maravillosos, no puedo parar de reírme. Pero si es que el 90% de las veces sois más feos que una caca descompuesta de mi perro, que si yo os viera en un bar no me llamaríais la atención, y vosotros, que os consideráis Adonis de la vida, ¿os atrevéis a meteros con vuestro amigo por acostarse conmigo?.

Pero si es que el 90% de las veces sois más feos que una caca descompuesta de mi perro.

Mirad, chicos, la vida funciona de la siguiente forma: Dos personas se conocen, se gustan, se sienten bien juntos y se lo pasan chachi. PUNTO. Es muy lícito que a vosotros no os atraigan las chicas gordas, pero si a un amigo vuestro sí, en lugar de ridiculizarle por ello y hacerle sentir disminuido en una situación en la que debería sentirse maravillosamente, ¿habéis probado a alegraros por él? ¿habéis probado a preguntarle si se siente a gusto, si se lo pasa bien y si disfruta con la chica que ÉL ha elegido para acabar en la cama? ¿Os habéis parado a pensar que esa chica gorda le puede estar haciendo feliz?

Por favor, dejad que cada uno haga con su vida lo que quiera, que una cosa es que a vosotros no os guste y otra que hagáis que vuestro amigo sienta miedo de contaros sus experiencias porque sabe que vais a ir a por él. Yo os prometo, como gorda que soy, que es muy desagradable estar en una cita escuchando una y otra vez lo mismo, y ver cómo el chico que me gusta se siente mal porque sabe que después de salir de mis piernas y de mi cama va a sufrir un aluvión de mierda por parte de sus amigos.

Nosotras llevamos mucho tiempo lidiando con la crueldad, pero por suerte cada vez somos más fuertes y seguras de nosotras mismas y encontramos más apoyo, pero esos chicos a los que les gustamos sufren en sus propias carnes el mismo horror por el que nosotras hemos pasado, y por miedo y vergüenza siguen en la sombra aguantando esos comentarios y mofas que no tendrían por qué soportar, y menos de alguien a quien llaman amigos.