Puedes gustarme más que una cerveza fría después de currar o una siesta de esas que cae baba; pero el goteo constante de la decepción contigo ha llenado mi vaso tamaño piscina.

Si, cariño, por eso...
Si, cariño, por eso…

 

Que me encante tu sonrisa diabólica cuando ves un rincón donde meternos mano a muerte y que consigas arquear mi espalda como si fuera un maestro yogui no es suficiente para no ver la falta de interés que tienes en mí. Lo nuestro (¿lo nuestro?) no es bonito, es doloroso, como hacer el camino de Santiago a pelo en pleno Agosto y con resaca.

La primera vez que me dejaste en visto no le di importancia. La segunda vez que se te olvidó llamarme aún no escocía. La tercera vez que no te quedaste a dormir solo me pregunté a mí misma el porqué durante unos minutos. La cuarta vez que evitaste profundizar sonó un crujido en mi pecho aunque quise pensar que pisé una Pringle; pero un día las piezas del puzzle de tu pasotismo se unieron y me sentí sin energía para volver al vacío que me ofrecías.

Me duele tener que irme más que me duelen los pies estrenando tacones para una boda, pero más me duele ver que tú no vienes y seguir esperándolo como una boba. Porque eso es lo que debería ser una relación, ir ambos al encuentro del otro, pero esto parece más una persecución de tu amor, y por ahí no. El amor se da, se toma, pero no se pide y menos se suplica.

¿ves? Un desastre.
¿ves? Un desastre.

 

Así que elijo estar sola, porque es más fácil no verte que hacerlo y sentir tu ausencia, que es como estar a dieta en una tienda de chucherías; y aunque duela como tirar del pegote de cera en el mostacho después de unas lagrimillas el dolor se habrá ido y la sombra también.

Fue bonito mientras duró. Mientras duró mi imaginación,digo. Mientras me creí que esto iba en dos direcciones fue la hostia; porque me encantó darte mucho, y creer que me venía de vuelta fue precioso, y resultó que yo me estaba mirando en un espejo. Que bonito fue mientras estaba ignorante, pero más bonito va a ser ignorarte y pasar página. Y libro. Y estantería. Que yo me voy a leer a otra parte, y tú… ni me importa.

 

Lo bueno es que todo lo que te he estado dando me lo puedo quedar enterito para mí; mi tiempo y energía y mi amor, que me lo merezco más que nadie y cuando me apetezca compartirlo lo haré con quien me merezca la pena la alegría; porque el amor bien entendido se multiplica cuando más das y mejor recibido es, como si pones un Gremlin en el agua y obtienes Gizmos y más Gizmos; que para bichos cabrones y destroyers ya he llevado unos cuantos.

Así que aquí me quedo, con una sonrisa, porque he decidido darme amor de ida y vuelta y ya siento el calorcito en el pecho.