Me apuesto el sueldo de mayo a que no soy la única persona a la que le ha sucedido lo siguiente…

Tras una relación larga y una prudente sequía de soltera, decidí volver a la carga y hacer mi rentrée en el mercado de la carne por todo lo alto. Me bajé todas las apps habidas y por haber (las gratis, claro, se ve que yo no soy una soltera exigente como la del anuncio, más bien una pobre mileurista) y comencé a conocer titis a diestro y siniestro.

La relación con mi ex no acabó especialmente bien y lo que mi cuerpo me pedía en ese instante era conocer gente nueva, salir de fiesta, reírme, reírme mucho, y sobre todo FOLLAR. Que me picaba el chichi, vamos, y yo en vez de pensar en churumbeles solo podía imaginarme a todos esos desconocidos entre mis piernas. Hay épocas para todo, sí, incluso cuando superas los 30.

Yo fui de frente con todos y cada uno de los chicos que conocí. No era un escudo protector para hacerme la moderna, es que realmente no tenía interés en tener pareja y así se lo hacía saber a todos. La mayoría parecían opinar como yo y esto dio pie a unos cuantos encuentros sexuales de calidad diversa que aliviaron en mayor o menor medida mi chichi palpitante. Qué pasada eso de dar un match y echar un polvo sin explicaciones al día siguiente. Todavía me tiene sorprendida que todo sea tan sencillo como echar 3 euros y que salga una cajetilla de tabaco por la ranura de la máquina.

giphy (4)

En fin, que estaba yo encantada con mi agenda del teléfono llena de pichas bravas dispuestos a todo, hasta que empezaron a liarme. Hasta que ÉL empezó a confundirme.

Ya habíamos quedado un par de veces y echado dos pares de polvos maravillosos cuando comenzaron las indirectas y los mensajes a deshora. Que cómo estás, que me acuerdo de ti. Que oye tu hermana al final vendió el coche, que qué tal el curro. Que te invito a cenar entre semana porque no quiero tener que esperar al sábado para poder verte.

Ahí mi radar se activa, y o yo soy idiota o este chico quiere algo más que follar de vez en cuando. Es entonces cuando trato de distanciarme para no complicar las cosas, pero él insiste.

Que si cómo me gusta follar contigo. Que si vamos al cine el finde. Que si hace tiempo que no se siente así de bien con nadie.

Y yo, que le veo un chico majo, atractivo y divertido, sigo con el radar activado pero bajo las defensas y me dejo querer. Paso del distanciamiento a seguirle un poco el rollo, respondo sus mensajes sin dejar pasar demasiado tiempo y empiezo a proponer cosas. No tenía pensado echarme un novio nuevo tan pronto, pero ¿a quién le amarga un dulce?

Al primer plan que sugiero me responde que le pilla mal que está muy liado. Y al segundo. Y al tercero. De repente ya no tiene tantas ganas de verme entre semana, y no puede asegurarme si tendrá tiempo el finde para hacerme un hueco. Tras un par de días distante me suelta la bomba:

Oye, que yo creí que tenías claro que esto era solo sexo. Es que te veo emocionada y no quiero que te hagas ilusiones, yo no quiero nada más.

¡PERO QUÉ ME ESTÁS CONTANDO! Si fui yo la que te evité durante semanas y aguanté estoicamente todas tus embestidas hasta que me convenciste de que esto merecía la pena. ¡PERO QUÉ COÑO!

giphy (3)

Con lo fácil que habría resultado seguir follando sin complicaciones, sin whatsapps cariñosos ni planes parejiles. Pero no, lo divertido es jugar a cazar, tratar de convertir a la soltera convencida en una víctima más para luego darle la vuelta a la tortilla y hacerla parecer una pesada que infla tu ego.

Basta de mareadores. Basta de jueguecitos macabros para embaucar a la gente con el único fin de subirte la autoestima. Si solo quieres follar dímelo, es más que probable que yo quiera exactamente lo mismo.

Autor: Fattie Bradshaw