Dale al play, comienza a leer y deja volar tu imaginación…

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Esto es solo una proposición, puedes decidir ignorarla, puedes decidir aceptarla, sea como sea quedarte con las ganas nunca es aconsejable.

Fóllame, empieza por unos besos por el cuello, acércate a mi oído, susúrrame cuanto sé que lo necesito. Ponme cachonda con solo mirarme, haz que comprenda lo difícil que es deshacerse del recuerdo de una piel, de tu piel. Muerde, chupa, succiona, mi lóbulo, mi clavícula, mi labio…

 

Enciende la música, enciende mi entrepierna, sube el volumen, alto, más alto. Acércate, déjame a merced del ritmo, que los quejidos se conviertan en gemidos, que los gemidos en alaridos, los alaridos finalmente en orgasmo. Acorrálame, que no haya un jodido hueco por donde pueda escapar, detén el mundo cuando note tu lengua en mi boca, suave, caliente, ágil. Haz que se me humedezca el alma de placer, y luego humedezcámonos nosotros. No quiero desear una mierda que no sea tu cadera empujando contra la mía. Convierte esto en un combate mano a mano, sin importar los escenarios, en la cocina, en el salón, en el pasillo, la ducha, el dormitorio. Contra la pared, en el sofá, sobre la barra, bajo el agua, entre las mantas.

 

Túmbame, arrodíllate, saboréame y convénceme a lenguetazos de que la mejor decisión de mi vida es este momento, este lugar y tu lengua.  Cambia los roles, haz que me acomode sobre tí, déjame sorber, lamer y comer cada centímetro de tu cuerpo y cada palmo de tu piel. Disfruta, recréate, goza, vive, folla. Porque podría pedirte mil veces que me hicieras el amor pero sabemos que eso a estas alturas se nos queda pequeño.

Fundámonos, sintamos que la vida se nos queda grande y el espacio pequeño. Anuncia tu llegada con dureza y disciplina, que yo endulzaré la bienvenida con el manjar de saber recibir una buena embestida. Si el infierno se parece un ápice a esto incumpliré cada mandamiento sobre tu cuerpo. Movámonos de arriba a abajo, de un lado a otro, rodemos por la cama, por el cuarto, por las bocas. Toquémonos el alma, la piel, las ganas. Follemos como si el mundo acabará mañana, como si el hoy ya no importara, como si el ayer solo fuera una puta palabra. Sigamos besándonos, encontrándonos, encajando, hasta que aguantemos, hasta el final, hasta morir en el intento.

 

Córrete, grita, estrújame, pálpame, susúrrame y finalmente lléname. Lléname de ti, de placer, del calor, de la insensatez, del principio del fin, que el apocalipsis se quede corto a los pies de la cama.

Y ahora termina, vete, huye, desaparece, pero antes vuélvete y mírame, provócame y déjame, de nuevo, como siempre, con ganas de más.