Hola nueva novia,

Soy yo, la ex de tu ahora nuevo novio. Antes de ti estuve yo, y antes de mí fue otra, pero no estoy preparada para ser como el resto, porque para mí él fue importante y no pude conseguir retenerle a mi lado. Soy yo, la que no le prestó la atención suficiente porque nunca creí que «molase tanto»; la que le presionó para ser como yo quería y nunca tuve en mente lo que él deseaba.

Hace tiempo que estoy con otra persona, pero a tu novio siempre le he tenido en el banquillo, por si las moscas. Ni yo estoy segura de lo que siento por mi nuevo novio, y siempre me ha resultado reconfortante tener una opción B, sobre todo si esa opción es él. Ya lo sabrás, pero cuando está enamorado lo da todo, y me da rabia porque has conseguido que tenga ese brillo en los ojos, el que yo intenté de todas las formas habidas y por haber y que nunca conseguí ver. ¿Por qué? Porque nunca me planteé lo que él quería. Daba igual si él no quería una relación al uso, no importaba que él me dijera que yo solo miraba por mis intereses, nunca quise verlo porque a pocos nos gusta ver nuestra mierda.

El día más jodido fue cuando me sentó delante de un café (como los buenos amigos que somos) para decirme que habías aparecido, que al principio habías sido un rollo y que ahora el rollo se había convertido en un amor real y recíproco. No quise morir, no me sentí triste, solo sentí rabia y ganas de arrancarte los pelos. Mi plan B se iba a la mierda. ¿A quién iba a acudir yo en busca de piropos cuando me pelease con mi novio? Me has quitado todo eso.

En vez de cerrarme en banda y olvidarme de él, he optado por hacerme la buena amiga, la que siempre está, la que le firma en sus redes sociales sabiendo que vas a verlo; sabiendo que te voy a hacer sentir insegura, jugando con nuestras bromas internas para hacerte sentir que sobras y que él puede volver conmigo si chasqueo los dedos.

Empiezo a pensar en lo que mola, en lo bien que viste, en lo guapo que es, y me empieza a dar un ataque de ansiedad pensando que ahora te besa a ti y que te folla como a mí. O peor, pienso que folla mejor contigo que conmigo (nunca funcionamos bien en la cama) y te odio cada vez más. Intento quedar con él, hablar con él, hacerle sentir que la llama no se ha apagado del todo, que sigue habiendo una posibilidad de volver y así volverle a tener en el banquillo, para que me adule, para que me suba el ego cada vez que yo o mi novio no podamos hacerlo. Porque no le quiero, ni le quise, ni le querré; pero siempre he sido de tener a alguien que vele por mí en vez de velar yo por mí. Es más fácil el echar las culpas de tu infelicidad al resto, que pillar al toro por los cuernos y entender que tu felicidad depende de ti y solo de ti.

Soy yo, la que no deja en paz a los exs que voy acumulando. Soy yo, la que tiene miedo a quedarse sola y darse cuenta que no puedo ser feliz porque no me quiero ni a mí misma.

Anónimo.