Si me hubierais conocido hace un año habríais pensado ‘esta chica no es carne de aplicaciones de ligue’ y tendríais razón, nunca pensé que fuera a serlo, pero la vida da tantas vueltas que de repente te encuentras a ti misma descargándote uno de esos inventos del demonio…un invento muy divertido por otra parte.
Como tenía que pasar me encontré de todo, más que nada cosas que no iban conmigo, pero a los pocos meses apareció un tío majo, normal y un poco rarito así que me decidí a quedar con él. Todo bien, muchas risas y borrachera en la primera cita, la cosa prometía. Pasaron meses, había química y nos pasábamos el día en la cama. Empecé a pensar que la cosa no iba a más pero poco me importaba, lo pasábamos bien juntos y no sentía necesidad de otra cosa, por tanto todo estaba bien.
Al poco tiempo se incorporó una compañera nueva a mi trabajo, muy maja, congeniamos y acabamos siendo amigas. Un día durante la pausa del desayuno comentamos que ambas estábamos conociendo a alguien, yo sabía que ella también era asidua al mundo de las aplicaciones de ligue pero estaba fuera de mi alcance el pensar lo que ya os imagináis…
Efectivamente, estábamos quedando con el mismo tío. Decidí hablarlo con él desde la apertura de mente y el saber que él y yo no nos debíamos nada. No esperaba más que sinceridad ya que nunca habíamos puesto nombre a lo que teníamos, no tenía sentido que me enfadara si él me decía que estaba viendo a otras. Lo malo fue que el decidió mentir y decirme que yo era la única persona a la que estaba viendo… Os aconsejo chicas que no os privéis del placer de cazar a un mentiroso en persona, toda su fachada se desmoronó cuando dije el nombre de mi compañera, si bien estaba claro que había alguna que otra más. En cualquier caso una historia digna de contar y si hay suerte de no repetir. Eso sí la aplicación sigue en mi teléfono dando guerra, que una mala experiencia no te quite las ganas de seguir pasándolo bien.

Salomina