Una copa de vino… trabajo. Dos copas de vino, familia. Tres copas de vino, aventuras. Cuatro copas de vino… ¡exs! De ese modo evolucionaba nuestra conversación en la reunión típica semanal, ¿será una cuestión común entre millenials? ¿Por qué no terminamos de entender que eso de mirar para el pasado ya es muy cliché?
Como siempre, considero que gran parte de mis aprendizajes-errores-lecciones de vida me han sido dadas a través de mis amigas. Aunque tampoco tanta suerte, ¿eh? No crean que no me he estrellado alguna que otra vez, ¡gajes del oficio! En esta oportunidad encontramos un tópico que a todas nos ha sacado lagrimas, y nos ha dejado con una que otra bandita… las relaciones del pasado.
No nos asustemos, que tampoco es para tanto. Lo bueno es que entre más relaciones tenemos, más aprendemos. A pesar de que no siempre sea un trato ganar-ganar, llega un punto en el que entendemos que al perder, también se logra. También se siente. También se vive. Y no te preocupes, que estoy segura que, en el futuro, esa persona que consideras que es tu equivalente emocional a la Segunda Guerra Mundial, será motivo de risas.
Tras horas de complicada selección (existen tíos que no merecen ni siquiera una categoría), concluimos que la siguiente lista engloba de forma bastante completa nuestro grupo de exs/terroristas emocionales, ¡a que te identificas con alguno!
Transformer (o ave fénix): esta es una de las peores especies. El ex que, después de ti, floreció. Aún ni siquiera entendemos como pudo surgir semejante ave, de tan pobres cenizas.
Cuestionamiento semántico: también conocido como el “impublicable”. Ese que solo ocasiona que te pregunten: ¿tú salías con E-S-O? Me atrevería a decir que incluso nos lo preguntamos a nosotras mismas. Y no, el lugar común de “no sé que me pasaba por la cabeza”, no es respuesta suficiente. Nota importante: te lo seguirás encontrando en todos lados. (acéptalo).
Lord-Voldemort: Este nombre se pronuncia con respeto, es El-que-no-puede-ser-nombrado. Literal. EL debacle emocional, así en mayúsculas. Aún ni siquiera entiendes como saliste de semejante hueco, ni como recuperaste la sanidad mental. Evoca un cúmulo de sentimientos, emociones y pasiones que, queramos aceptarlo o no, jamás volveremos a sentir de la misma manera.
El ligón: Ese tío que siempre te encuentras en fiestas, reuniones o ambientes semejantes, y de repente despliega su mejor actitud de conquistador galante. ¡Cómo si no conociéramos sus trucos!
El insigne: Pues sí, la relación terminó, pero este tipo de ex se ha consolidado como toda una celebridad entre tu círculo. Es el héroe de tu familia, ese a quien todos mencionan. Son los “buenos chicos” de nuestras madres, tías y abuelas, quienes siempre encontrarán la ocasión propicia para preguntarnos qué pasó con él. (Típicamente será en almuerzos familiares. Silencio incómodo).
El resucitado: No somos Melendi ni Carlos Vives, pero hoy te vamos a contar la historia del arrepentido. Él probablemente aún no entiende qué pasó, ni cuándo ni cómo. Quizás es consecuencia de alguna acción kármica, pero siempre estará intentado volver.
El poltergeist personal: no es más que el tío difamador, que tan solo una semana después de haber terminado ya se encuentra hablando pestes de ti. Déjalo, el pobre solo está resentido.
¡Voilá! Aunque se lea fácil, esta pequeña lista reúne muchas historias, lágrimas, vivencias y aprendizajes. Reflexiona para ver con cuáles de ellos te has topado, y haz tu recuento mental. Ahora, si te encuentras en la verdadera onda de hacer catarsis, recapacita sobre cuál tipo de ex eres TÚ misma. ¡Te sorprenderán los resultados!
