Puedes vivir rayada constantemente. Puedes revisar sus conversaciones de WhatsApp, sus mensajes de Instagram y sus likes en Facebook. Puedes cotillear las redes sociales de todas sus amigas, conocidas, exnovias y compañeras de trabajo. Puedes preguntarle veinticinco veces que dónde está, con quién está y cuándo volverá cada vez que sale de fiesta. Puedes vivir angustiada cada minuto, pero nada de esto evitará que suceda lo inevitable, y es que es así, no hay más vueltas de tuerca: si te quiere engañar y ponértelos bien puestos, lo va a hacer.

A diario leo en el foro mensajes de chicas preocupadas por la fidelidad de su relación. Algunas se quedan ahí, en una angustia constante, pero otras pasan a la acción convirtiéndose en auténticas espías de la CIA. En ocasiones se confirman los cuernos y otras veces la anécdota se queda en unos simples celos injustificados. Sea cuál sea el caso, ¿de verdad merece la pena vivir así?

No sé vosotras, pero en mis relaciones busco pasármelo bien. Es evidente que no todo será color rosa y que habrá discusiones, malas rachas y momentos de querer tirar la toalla, pero una cosa es eso y otra muy distinta vivir cada día agobiada pensando que te están engañando. Tal vez sea cierto y tal vez no, pero una cosa está clara: no confías en él y no te valoras a ti misma.

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¿Qué sentido tiene seguir con alguien de quién sospechas 24/7? ¿Compensa alargar una relación con una persona a la que ves capaz de engañarte? ¿Cuánto tiempo vas a aguantar mordiéndote las uñas cada vez que él sale de fiesta? La respuesta es más que obvia… La relación está abocada al fracaso si la confianza ha muerto.

Al fin y al cabo, si tu pareja está contigo es porque de verdad te quiere y si te engaña habrás esquivado una bala librándote de un capullo. Eso sí, tarde o temprano te acabarás enterando sin necesidad de cotillearle el móvil mientras se ducha, porque las mentiras tienen las patas muy cortas.

No podemos evitar que nuestra pareja nos ponga los cuernos. No podemos evitar que deje de estar enamorado de nosotras. No podemos evitar que el día de mañana los contras pesen más que los pros. Lo único que podemos hacer es disfrutar de la relación ahora, sin preocuparnos de todo lo malo que puede suceder mañana. El amor es un salto de fe al vacío. Hay incertidumbre, miedo e ilusión, pero sobre todo confianza en que la otra persona estará abajo para darte la mano, ayudarte levantarte si te haces daño y acompañarte el resto del camino. Si pierdes eso, ya no hay nada.

 

Redacción WLS