Situaciones con las que te identificarás si eres una persona vergonzosa

Hace poco hemos hablado de cosas que pasan cuando eres tímida. ¿Pero qué pasa con las situaciones con las que nos identificamos las personas que somos vergonzosas por naturaleza? Y es que muchas veces confundimos una con la otra y nos pensamos que son lo mismo. Pues bien amichis, no, no lo son. La timidez es un rasgo de la personalidad, una manera de ser. Y la vergüenza es una emoción, como lo es la tristeza o la alegría.

¿Hasta aquí todo correcto verdad? Pues bien, hoy vengo a dar voz a aquellas personas que como yo, nos morimos de vergüenza varias veces al día. Porque sí, porque no podemos evitarlo. Aunque sí trabajarlo. Pero eso ya es otro tema. Por eso, hoy vengo a compartir con vosotras situaciones con las que seguro os identificaréis si sois una persona vergonzosa:

Tu cuerpo reacciona por libre. Al igual que los tímidos, nosotros también nos ponemos colorados cuando nos miran. Por no hablar de la sudoración y los nervios que se alojan en la boca del estómago. A mí me entran unos calores y unos sofocos que parezco menopaúsica perdida.
Siempre visualizas el rincón en el te sientes menos expuesta. Por que las vergonzosas somos así. Lo de llamar la atención no va con nosotras y soñamos con tener la capa de invisibilidad de Harry Potter para ir felices por el mundo.
Evitas a toda costa situaciones en las que te conviertes en el centro de atención. Ya sean discursos, presentaciones, espectáculos, karaokes… A mi es que me da un parraque. En el curro porque no tengo más remedio que hacer presentaciones, pero pierdo por lo menos un kilo en cada presentación sólo de todo lo que sudo. Por no hablar de que siempre he dicho que no me voy a casar por evitar el famoso camino al altar. Ya os digo yo que me da antes un ataque de ansiedad y no llego.
Así me siento imaginando ese momento
Te conviertes en una especialista del disimulo. Vives entre las sombras y has aprendido a no llamar la atención hasta con las situaciones más absurdas. Yo cuando era pequeña aprendí a estornudar para adentro porque me daba vergüenza hacerlo en medio de clase cuando todo estaba en silencio. No digo más.
Lo de las desnudez lo llevas falta. ¿Se puede estar más expuesta que desnuda? Pues no. Eso ya es high level. Después de tantos años con mi churri todavía me tapo cuando voy desnuda por la casa. Como el si no me hubiera visto ya de todos los ángulos posibles. Menos mal que el pobre se lo toma a risa.
Tu fondo de armario se caracteriza por colores neutros y poco llamativos. Porque si no te gusta llamar la atención, ¿Para qué te vas a poner un jersei amarillo fosforito? ¿Estamos locos? Que con eso me ven a leguas. Por no hablar de todas las miradas que se posarán en tu persona a lo largo del día.
Los alagos no son tu fuerte. Lo que no quiere decir que no te gusten, no nos equivoquemos. Pero simplemente te mueres de vergüenza cuando te dicen algo bonito. Aunque sea verdad absoluta.
Tal que así
Siempre llegas la primera a una cita. Porque te sientes morir cuando te toca hacer el paseíto de la fama mientras llegas hasta la persona que te está esperando. Ese incómodo momento en el la otra persona te está analizando a cada paso que das.
Te cansarás de oír frases como: deberías lucir más, no vistas tan oscura, ¿Por qué te escondes?, no estés nerviosa… bla bla bla. A la mierda todos. Dejarme ser feliz a mi manera y vivir sin que me dé un infarto. Gracias.
¿Podría quedarme a vivir aquí?
De repente un día te sentirás empoderada y dejarás la vergüenza en casa. Te comprarás un jersei amarillo y te atreverás a salir de casa con él puesto. Caminarás hacia el altar sin importante una mierda lo que piense la gente. Estornudarás con todas tus fuerzas. Bailarás en bolas tu canción favorita delante de tu churri. O lo darás todo en un karaoke. Aunque al día siguiente vuelvas a ser tú de nuevo y tengas que seguir trabajando en controlar esas emociones que te hacen esconderte en el rincón más apartado y oscuro del planeta.