No es ninguna novedad la existencia de una imposición estética sobre las mujeres, no niego que también existe sobre los hombres, de hecho, en más de en una ocasión aprovecho para recordárselo y a ver si así empatizan un poco más con sus compañeras. Pero está claro que las mujeres sufrimos mayores “exigencias” estéticas. Al menos aquí y ahora.
Yo soy de esas chicas del montón. Dependiendo de los ojos y del ideal de la persona que me mira no soy ni alta, ni baja. Ni guapa, ni fea. Ni lista, ni tonta (¡oh, sí! Estoy incluyendo mi intelecto o la ausencia de él como parte de mi atractivo, ¡qué osada! ¿no?). Ni delgada, ni gorda. Y en esta última dicotomía reside el problema, el GRAN problema para algunas personas. Pero como dijo Jack el Destripador (o al menos Estopa asegura que son suyas estas palabras) vamos por partes.
Como buena chica del montón siempre he oído apreciaciones respecto a mi persona… ¡perdón! Me autocorrijo, como chica he oído apreciaciones respecto a mi persona, porque siempre es más sugestionable a ser juzgado el cuerpo de una mujer, pero entrar en ello nos llevaría a un tesis doctoral (la cual no haré porque ya he dicho que no soy ni lista, ni tonta) o al menos a otro post; pero como chica del montón he tenido que lidiar con las dos caras de la misma moneda, las personas que creen que sí pero no, y las que opinan que no pero sí, todo por duplicado.
Así he recibido cual Rocky Balboa unos cuantos derechazos, e izquierdazos, que aquí todo el mundo opina, a lo largo de mi trayectoria vital. Os pongo en situación.

YO
Soy de las afortunadas que se fue de Erasmus y tuvo la oportunidad de viajar un poquito (los viajes nunca son demasiados) a lo largo de este nuestro viejo continente. Hallándome yo en medio de una plaza en Vilna, intentando decidir con mis compañeros de viaje hacia donde seguir nuestra ruta (y hablando en inglés) de repente oigo una voz a una distancia prudencial que dice “¿Eres española?”, ante mi sorpresa me acerco para confirmarle su sospecha, creyendo que ya me habían reconocido por mi acento cuando el muchacho en cuestión me sorprende con “eres morena y no muy alta”. ¡Bum! La sonrisa vergonzosa que llevaba por no haber aprendido una correcta dicción en inglés desapareció para dar paso a una disimulada cara de culo que albergaba ganas de matar a aquel exageradamente alto compatriota.
Y ahora vamos a lo más GRUESO. La dicotomía ni delgada, ni gorda. Soy una persona que padece ese mal conocido como tendencia a engordar, si bien hay personas que comiendo lo mismo que yo engordan menos, no puedo decir que yo coma sólo lechuga, las cosas claras y en lugar de una clara prefiero una caña (con pincho). Esta realidad en mi persona me ha llevado a ir engordando con el paso del tiempo, algo de lo que yo era consciente, pero siempre había alguna alma caritativa, por norma general hombres (pero de verdad que si me meto ahí, no salgo), que cual héroe salvador de la doncella en apuros te curaba de la ceguera transitoria que padecías y le regalaba a tus oídos la frase de “has engordado”, pero como hay que comprobar que el dragón está muerto y bien muerto remarcaban “pero bastante”. ¿Problema? Cuando me lo decían personas mayores, adultos que llevan siendo adultos toda mi vida, me callaba, sonreía e intentaba quitarle hierro al asunto, ¿por qué? Porque mis padres me han educado en que no se le responde a tus mayores, y la sociedad más cruelmente me ha educado en que ellos tienen razón porque lo bueno es estar delgada y no gorda.
Pero llega un momento en el que empiezas a adelgazar, bien porque te lo propones, porque algo en tu vida cambia, porque tienes una gastroenteritis… ¡lo que sea! Puede que sea voluntario o no, el caso es que has perdido un par de kilos y la gente lo nota, y evidentemente la gente no se calla (y empiezas a odiar la canción Habla pueblo, habla). Deben de creer que sigues con vestigios de ceguera y te lo dicen “que guapa estás, has adelgazado”, porque claro, delgadez es equivalente a belleza, ¿no?, pues no, pero esa gente cree que sí. Y entonces llegas a la situación chica del montón, o la recuperas, porque en realidad dejaste de ser delgada el día que con 4 años te quitaron las anginas (se ve que al despejar el tracto, la comida baja mucho, MUCHO, mejor) y el discurso es distinto, ahora estás en tierra de nadie.
Ahora no son sexagenarios los que opinan sobre tu cuerpo, ahora son tus allegados treintañeros, los que al igual que tú han crecido en los noventas con el prototipo de belleza de Kate Moss y ahora tienen en mente a Beyoncé (curvas, pero restringidas a ciertas áreas), y esa dualidad con la que no casas (porque tu cuerpo es más bien culo de Kate y barriga cual culo de Beyoncé) hace que te den frases de apoyo que no has pedido porque estás bien, no estás amargada por no cumplir con ninguno de esos prototipos de mujer.
Pero creen en ti y en que “tienes potencial” (¿potencial para qué? ¿Para ser humano?) y como estás soltera (otro drama añadido para esta sociedad) pero saben que eres una tía estupenda, te explican por qué un bombón (por la cantidad de chocolate que albergo dentro de mi ser) como tú no tiene a los tíos haciendo cola: “hay tíos a los que les van las delgadas y otros a los que les van las gordas, tú como no eres ni delgada ni gorda tienes a menos tíos detrás. Si estuvieras gorda estarían detrás de ti a los que les gustan las gordas y si estuvieras delgada los que las prefieren delgadas.”
Y ya está. Y a las personas sólo nos pueden gustar un tipo de físico y tú te quedas sopesando qué te resultará más fácil, si llegar a delgada o a gorda, pero claro, primero tendré que ver qué chicos me gustan más si los gordifans o a los que les gustan las delgadas, o tal vez mujeres, ¿también las hay gordifans y delgadifans?, porque quiero tener pareja, ¿no?… ¡buff! ¡Qué lío! Creo que me voy a hacer un bocata de nocilla mientras hago unas sentadillas, que para ser chica del montón se necesitan fuerzas.
5 comentarios
Pfff, ¿que no se quedan dormidos de tanta insulsez que sueltan? Cuantísimo ocio y faltas de respeto de esos idiotas. Demasiado mansplaining, son comediantes involuntarios, hacen de sus vidas un absurdo ridículo, dan más risa que ira, mínimo que hagan de bufones porque otras gracias no tienen. Bueno, no les vendría mal un soplamocos, por lo menos verbal que si no empatizan ni entran en razón ya andarán precavidos sin soltar tantos cuatrotes.
Comentario by sXeRiotWiccanDoll on 12 de abril de 2017 at 10:16Me encanta como lo has escrito, me he reído mucho xD
Comentario by Miriam on 15 de abril de 2017 at 13:47Yo no soy del montón (según tu definición), soy de las de «con lo guapa que eres de cara». Lo que me ha encantado de tu post es la sensación constante de que la gente cree saber más de ti y de tu felicidad que tú misma, la necesidad de decirte que estás más gorda, de felicitarte si adelgazas y he muerto con lo de los chicos gordifans o delgafans??!!! jajajaj
En mi caso me han aconsejado más en el tema parejil, porque nunca he tenido una relación seria (ni no seria, no he tenido nada a lo que se le pueda llamar así). Y explicarle a la gente que estoy mejor sola que mal acompañada es como hablar con paredes, me dicen que sí como a los locos pero en el fondo ellos saben que soy una desgraciada y que algo me pasa.
Dios, me pasa todo lo que dices clavadito, tocaya jaja ;)
Comentario by Miriam on 24 de abril de 2017 at 14:30Me ha encantado el texto jaja, me siento taaaan identificada. La frase top que dicen de mi (porque la he oído o me lo ha contado mi bff es la de «es guapa de cara», porque claro, como no tengo las curvas de las Kardashian o el abdomen de una de Victoria Secret no puedo ser guapa completa, solo por partes.
Comentario by Miriam on 24 de abril de 2017 at 14:28Política de Comentarios de Weloversize
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