¿Cuántas veces hemos ido de compras y hemos acabado frustradísimas por culpa de las tallas? Que si en Primark soy tal talla, que si en Inditex otra, que si ni entro en el Bershka porque no entro ni en las bufandas…

Las tallas en teoría son una guía, una medida para saber qué prenda puede encajarte bien. Sí, amigas, en teoría. Porque parecen más bien una forma de acomplejarnos, de obligarnos a querer entrar en un número más pequeño y de avergonzarnos si tenemos que comprarnos uno más.

Exacto

He estado ahí, queridas, y aunque he avanzado mucho en el tema de la autoaceptación, hay días de compras en los que todavía es duro. Me toca mirarme al espejo distorsionado del probador y decir «No pasa nada, crack, eres igual de válida en una 36 que en una 52».

Pero hay muchísima gente que aún no ha llegado a ese punto. Que se miran, ven que esos pantalones son una 38 y les están reventando las caderas, o esa camisa es una XL y no les cierra ni el primer botón, y se sienten fatal. Mi corazón está con vosotras, chicas.

Por eso quiero enseñaros una foto que se ha vuelto viral en Twitter estas últimas semanas. Aquí la tenéis:

https://twitter.com/chloemmx/status/1104013214013116417

Todos y cada uno de los pantalones de la foto son de la misma talla, la 12. O sea. WTF. Que entre el tercer pantalón y el último calculo dos o tres tallas de diferencia, no me pueden decir que es la misma.

Creo que hay una cosa de la que los fabricantes de ropa no se han dado cuenta. Lo voy a poner en grande, a ver si les llega de una puta vez:

¡La diversidad está y debe estar en nuestros cuerpos, no en los centímetros que usáis para una misma tallaaaaa!

He dicho. Joder.

Y luego la culpa es nuestra por tener las caderas gordas. En fin, todo correcto, estoy bien.

Por eso, amiguitas, no debéis frustraros por no entrar en determinada talla. ¡No importa! Es un número (o una letra), y ni siquiera es estándar. No pasa nada si en una tienda sois una 36 y en otra una 44, o si sois una XL y en otro sitio una XXXL, ¡estáis bien, estáis perfectamente! Lo que no están bien son las tallas.

Soy una abanderada de la estandarización de las tallas, que en todos los lugares sean las mismas según los centímetros que tengan. Sé que es difícil, pero soñar es gratis.

Y aunque se consiga, en un futuro utópico, llegar al punto en el que las tallas sean realmente una guía de referencia, lo que debéis saber ahora y siempre es que un número no determina vuestra calidad como personas, ni la talla, ni la edad, ni el cociente intelectual, ni la cuenta bancaria. Todo en la vida son números, pero vosotras sois más que eso.

¡Contadme! ¿Habíais visto la famosa foto de los pantalones en Twitter? ¿Qué opináis?