Sí amigas, yo fui de esas a las que el Coronavirus además de dejarla en paro también ha estado a punto de regenerarle el himen.
Una que es muy precavida ha estado sin quedar con desconocidos durante más de un año. Primero por terror y luego reconozco que ya por pereza. El caso es que hace casi año y medio que no echaba un polvo, y aunque mi mejor amigo Pingu ayuda, mis ganas de sentir a algún maromo encima empezaron a ser insoportables.
Así que volví a Tinder y Peter (nombre inventado) fue el primer chico al que di like, me salió match y con el que empecé a hablar. Me dijo que ya tenía la pauta completa y mi chichi empezó a dar palmas el condenao’.
Charlamos una semanita y finalmente quedamos. Reconozco que yo iba como un flan. Esta cuarentena subí unos 10kg (ya sumados a lo que traía de serie), y al estar tanto tiempo sin catar varón no podía evitar ir atacadita.
Su sentido del humor me salvó y la verdad es que me hizo sentir cómoda desde la primera caña. Tanto que cuando nos despedíamos me preguntó si vivía cerca y como os imagináis, acabamos en mis aposentos.
Ya en mi cuarto y tras un rato besándonos, yo empecé a meterle mano por encima del pantalón y reconozco que me asusté un poco porque no notaba nada. Y a ver, no es que yo necesite que calce un bazuca, pero no notar nada de nada… se me hizo raro.
Él debió verme la cara y con una sonrisa picarona me dijo:
- ¿Preparada para conocer al pene guasón?
Solo pude responder:
- ¿Disculpa?
Y finalizó:
- Que lo que yo tengo es un pene guasón, verás como si lo tocas crece un montón.
Me dio un ataque de risa maravilloso. Todos los nervios, tensiones y complejos desaparecieron. Me pareció una forma genial y divertida de referirse a si mismo. Con seguridad y buen rollo, como debe ser.
Y lo cierto es que Peter no mentía. Entre guasa y guasa fue creciendo la cosa y se levantó la tienda de campaña como el mismísimo Javi Cantero.
Pasó de guasón a pirolón en unos cuantos cariños. Vamos, una picha de sangre de las de toda la vida, pero a partir de ahora pasaré a llamarlas pichas guasonas.
Porque a mi no hay tamaños ni vikingos que me conquisten. A mi dame un tío con buen sentido del humor y llámame tonta. Me ha prometido croquetas para nuestra segunda cita, ¿alguien da más?
Guasona