Buenas tardes chicas. Cuando les conté a mis amigas esta historia por el chat de whatsapp me dijeron que a qué esperaba para enviarla a WeLoversize, y aquí estoy.

Desgraciadamente no es la primera vez que me enfrento a algo así y al final le voy a coger miedo a tener citas e intimar con maromos.

Pero bueno, voy a lo que nos acontece.

Cansada de Tinder (y como os digo, después de varias historias raras y rechazos), me bajé POF buscando algo de aire fresco y al menos perfiles diferentes. El mismo día que me bajé la app conecté con Alfonso. Típico chico con pinta de tío normal. Ni muy guapo, ni muy chulillo ni con fotos sin camiseta. Un tío normal con ganas de charlar, que al fin y al cabo es lo que yo buscaba.

Pasamos a whatsapp, la cosa fluía y a la semana decidimos quedar. Nos habíamos pasado bastantes fotos y yo había insistido en el hecho de que estoy gorda. Lo sé, es lamentable, pero como os comentaba tuve experiencias de rechazo anteriores que me hacen ser así para evitar que me vuelvan a decir cosas como ‘estás más gorda que en las fotos’.

La primera cita fue bastante bien. Tomamos unas cañas y parecía que el feeling era mutuo. De hecho me besó al despedirnos, y la cosa quedó ahí.

Seguimos escribiéndonos, la cosa se iba calentando por el chat y nos decíamos las cosas que nos haríamos en la próxima cita. Yo ya iba más segura puesto que ya nos habíamos visto en persona. Y la verdad es que me dejé llevar.

Segunda cita, nos ahorramos las cañas y vamos directamente a su casa. Nos besamos, el ambiente se caldea y nos empezamos a meter mano. Veo que va directo a mi pecho y no se corta nada. Y venga magreo, y venga besos. La cosa es que pasado un rato decido acercar mi mano a sus partes, pero para mi sorpresa Alfonso no está empalmado.

Reconozco que me sorprendió y me cortó un poco el rollo. Llevábamos ya un buen rato de calentón.

Al ver que yo me cortaba, Alfonso se separó y me dijo:

  • Yo es que pensaba que todas las gordas teníais las tetas grandes.

Así, a bocajarro.

Ahora con perspectiva lo pienso y creo que lo hizo para salir del paso y justificar que no estaba empalmado, pero en ese momento me quedé tan desconcertada que no supe qué decir y HORROR, me puse a llorar.

Supongo que del acumulado de las historias chungas pasadas y de lo surrealista de la situación, pero no lo pude remediar.

Yo venga a llorar y Alfonso dandome toquecitos en la espalda diciendo que su comentario no era para tanto. 

En cuanto me recompuse salí de allí por patas, le bloqueé y decidí alejarme de las apps de ligar por una buena temporada.

Gracias por dejar que nos desahoguemos por aquí. Sentir que no soy la única a la que le pasan estas cosas ayuda a llevarlo mejor.

 

Marga SS

 

Envíanos tus follodramas e historias a [email protected]