Hola, amiguis;
Hoy os vengo a contar unos cuántos tips sobre cómo coño follar con alguien que tiene el pene más grande de lo habitual. No sin antes empezar con mi propio story time, claro está.
Hará un tiempo que dejé a mi pareja (que era un maltratador psicológico de manual). Donde el sexo con este presunto ser era, cuánto menos, horrible y se basaban en un profundo falocentrismo y egoísmo sexual por su parte. Así que, fue romper con todo eso, y abrirse ante mí un nuevo mundo de luz y de color, donde llevaba las palabras «experimentación y cachondismo» tatuadas en la frente.
Poco tiempo después empecé a quedar con la que viene a ser mi actual pareja sexual. Así que, entrando ya en materia, he de mencionar cuál fue mi primer contacto con su falo. El suceso se produjo cuando intenté hacerle sexo oral por primera vez, donde en el fervor del magreo bajé a sus partes nobles y mi sorpresa fue la de encontrarme con aquel elemento. Sí, amiguis, su pito era enorme, o por lo menos yo no me había topado con uno así en la vida. Y, en ese mismo momento, fue cuando empecé a hacer cálculos mentales sobre si aquello me iba a entrar o no en el coño. Cosa que después pude corroborar cuando de lo que debería de haber sido un dulce y placentero gemido basado en onomatopeyas repetidas como: «Ahhh, sí. ¡Ah, síii, joder!» se convirtió en un profundo y doloroso: «Ay, ay, ay, ay. ¡Para, joder!, creo que se me ha roto el coño», salido de lo más profundo del alma.
Y no fue hasta después de ese suceso, cuando me planteé que ojalá hubiese tenido información previa sobre cómo manejar este asunto (nunca mejor dicho). Así que aquí vienen los truquis para que no te duela la almendruqui al frungir cual gata en celo:
1. El «Ay» que significa que la penetración ha hecho tope. Esto se debe a que la zona más profunda de la vagina contacta directamente con el útero (claro está) y si se tiene el útero «más rígido» de lo habitual, puede causar molestia o daño. Así que lo más importante es evitar entrar en una faceta nerviosa si esto sucede y comunicar a la otra persona cuando la práctica es molesta. Con el tiempo, la paciencia y la delicadeza, esta molestia irá desapareciendo y el pene cada vez se introducirá mejor, y de forma muy placentera (te lo digo yo). Si esto no ocurriese, se puede estimular esta zona más profunda con juguetes específicos o con los dedos (si son largos) para ir acostumbrándola al placer e ir distendiendo poco a poco la zona. Pero hay que tener en cuenta que forzando solo se va a aumentar el malestar y al final puede producirse un rechazo hacia la penetración.
2. Lubricación. La LUBRICACIÓN MOLA MOGOLLÓN, ah, y es IMPRESCINDIBLE, tanto en una penetración normal como cuando hay problemas a la hora de dilatar y de lubricar. Es muy importante encontrar el lubricante adecuado, que no se evapore rápido y que sea suave y con una textura gentil. Yo he llegado a la conclusión de que el mejor lubricante que he probado es de silicona, ya que no se evapora y deja una textura muy suave, pero aquí, para gustos, los colores.
3. Juego previo. En la línea de la lubricación, es casi que un requisito imprescindible que la persona con vagina se encuentre en este caso muy excitada, ya que a mayor excitación, más lubricación, dilatación, extensión de la largaria vaginal y relajación. Así que, unos buenos «preliminares», besos, caricias, una buena dosis de sexo oral… van a hacer que el pene en cuestión entre mejor y que la práctica, claro está, sea mucho más placentera.
4. Sexo oral. Ay, ay, ay. Esto da para un post entero. Pero practicar sexo oral sobre un pene relativamente grande, puede resultar difícil si no se pilla el truco. Yo recuerdo que la primera vez, su glande no paraba de salirse de mi boca, ya que estaba acostumbrada a algo más pequeño y manejable. Por no hablar de cuando en un principio intentaba hacer una «garganta profunda» y, o bien me quedaba a medias, o bien me entraban ganas de tirar hasta mi primera papilla. Pero aquí, la práctica hace al maestro, nunca mejor dicho. Y a medida que vayas practicando, irás aprendiendo qué posturas te resultan más fáciles y cómodas, si te sale rentable hacer las gargantas profundas, cómo moverte para masturbar y chupar a la vez…
5. Orgasmo cérvico-uterino. El orgasmo cérvico-uterino, uterino, orgasmo de cérvix… es un orgasmo que se puede dar con la estimulación adecuada sobre la zona uterina, y que liga, directamente, con el hecho que habíamos comentado antes de tener el útero rígido o distendido. Este orgasmo se concibe como uno de los más poderosos que se pueden experimentar, ya que la zona se encuentra conectada a tres nervios que recorren el cuerpo, a diferencia, por ejemplo, del clítoris que solo está conectado a un único nervio. ¿Esto qué quiere decir? Pues que, con una buena estimulación de la zona, con las posturas y los movimientos indicados, puedes fliparla lo más grande. Así que, si tienes contigo a alguien que tiene el pene con unas dimensiones mínimas (a partir de unos 15 cm), puedes intentar probar a experimentar este epicentro del placer. (Como dato, señalar que no soy sexóloga ni nada de eso, esto lo he aprendido siguiendo el trabajo de sexólogos como Sergio Fosfela que en Instagram tiene un vídeo explicativo).
6. Muchas posturas por probar. Otro dato y ventaja de estar con alguien que tiene la polla grande, es que puedes probar muchísimas posturas y que su miembro no se salga, esto da mucho margen de maniobra y mucho espacio para la imaginación y el juego.
7. Sexo anal. Ya, por último, mencionar que aquí tengo un dilema, y es que si mi coño ya es estrecho de por sí, mi culo es un puto bastión de resistencia. Así que como os pensaréis, la misión parece casi imposible. Pero ahí andamos, estimulando el ano y la zona perianal poco a poco, usando juguetitos, mucho lubricante y, sobretodo, mucha paciencia. Ahora bien, si tenéis tips o consejos para que la situación no sea la de una cuerda enhebrando una aguja dejádmelos, por favah.