Estoy tan traumatizada porque este año ya cumplo 30 años que no había caído en la cuenta que mi madre tiene exactamente 20 años más que yo, que ella va a cumplir 50.
Y es que este año mirando en shein he encontrado un mini vestido con escotazo por la espalda, negro precioso y ni me lo pensé, no vi a la modelo, vi a mi madre con él puesto.
Da igual su edad, da igual la pandemia, da igual que lleve sin salir ni arreglarse cerca de un año.
Porque aunque sea para estar en su casa, para darle una sorpresa a su marido o para ponérselo y echarse fotos, para que ella se vea el tipazo que tiene.
Me gusta bromear con ella, avisarle de que cada vez se acerca más a los 50 y tratarla ya de señora; sin embargo lleva demostrandome toda mi vida que la edad es solo un número.
Me lo demostró (aunque yo no pudiera verlo) cuando tenía 20 años y maduró a golpes para cuidar de sus hijos. Cuando yo era una adolescente y se ponía conmigo a ver las fotos del tuenti y a cotillear como si tuviera 15. Cuando se fue a Las Vegas a casarse por segunda vez con 40 y tantos.
Y cada día que ella se siente joven y feliz, con sus shorts, con sus taconazos, con su melena larga (por mucho que diga Carolina Herrera) y con la superficie de su cuerpo en la que se le resbalan las coritcas y comentarios.
Voy a cumplir 30 años y tengo el mejor ejemplo a seguir