Lo de ir en pelota por la casa me parece buena idea. La siguiente es dura, pero creo que puede funcionar. Cuando salgas del trabajo, los domingos por la mañana o los sábados a la hora de la siesta te vas tú a casa de ellos. «He venido a veros y de paso a ver si me puedes coser este bajo de pantalón», otro día «he venido para que veáis conmigo esta peli, tendréis cervezas y palomitas, no?», otro día «pasaba por aquí y espero que me inviteis a un café»… Si no caen del burro así, lo tienes chungo.

Pues a mí me da pena tu marido. Me recuerda a los perros maltratados que aun así siguen adorando a sus dueños y quieren volver con ellos. No entiendo como después de todo lo que le hicieron puede estar de su parte. Qué daño ha hecho la imagen tradicional de que la familia es sagrada y demás mamarrachadas. Hay familias que son una mierda y no merecen nuestra compasión.
La intimidad para mí es algo vital. No consientas esas cosas, es tu casa, no tiene que ser tu marido el único que les diga las cosas.