Después de leer esta mañana un post de una chica hablando de su cita de ensueño en tinder (me encantó) me he visto animada a escribir mi historia.
Siempre me han dicho que hay que hacer vida social con gente del mismo sector, para encontrar trabajo, aprender cosas nuevas, hacer lluvia de ideas, y un largo etcétera, pero nunca pensé en que me podía ocurrir a mi.
Me fui un verano de hace dos años a un encuentro de empresas con empleados, a echar curriculum y ver ponencias. Estaba en la cola de una empresa, larga y tediosa, cuando la persona con la que hablaba (gracias por decírmelo) me avisó que la de al lado estaba libre, una empresa pequeñita de mi ciudad. Y ahí fue, me senté enfrente de un chico de más o menos mi edad, delgado, con gafas, y cara de cansado de ver gente. Le dije «hola» y ese simple hola me condenó el corazón para siempre.
Le dejé mi tarjeta y nada, cada cual por su lado. Volví a mi casa, y por cosas de la vida me acordaba de su apellido y lo agregue a linkedin, ¿cuál fue mi sorpresa cuando vi que aceptaba y me agregaba a facebook? Pues dije ale, total, tenemos cosas en común, no me molesta.
Mira Mary, me saludó, estuvimos hablando intermitente cosa de una semana, cuando ya me dijo de whatsapp y de quedar para un café. Yo admito que al principio no tenía ganas, pasaba por una mala racha personal y no tenía el farolillo para jolgorios. Pero después de otras dos semanas me dije, que si, que por que no? Total, comer juntos y dar una vuelta.
Me parecía una persona muy divertida, interesante, pero con la mano más larga que había visto en mi vida, lo tuve en corto toda la tarde. Cuando volví a casa todo bien, al día siguiente, otro cafe? Y yo, no hoy huevos de que vengas a mi pueblo, y él «claro que si» y se plantó en el pueblo a por un café, yo en pijama tuve que salir corriendo y a lo loco!
Esa cita como la otra, pero mucho más interesante, y divertido. Pero no fue hasta la tercera que yo le di un pico a él. Ya llevamos 3 ciudades distintas, dos países, cinco maletas, un sueño y una vida por delante.
No sabéis lo que daría por darle gracias a esa persona que me avisó en aquella cola que la empresa de al lado estaba libre.
He ganado un amigo, confidente, amante y la persona que mejor me entiendo y me apoya del mundo.