O quizá estamos en nuestra casa, despedidos por nuestra empresa, viendo como mi hermano sufre por tener que ir a trabajar sí o sí y deseando poder quedarse en casa para no arriesgarse todos los días a traer el virus a casa y poner en riesgo a mi madre que tiene una enfermedad crónica. A lo mejor a esta señora le hace falta un poco de empatía y meterse las risitas por el culo.