Reconozco que soy más de salado que de dulce, pero me gusta bastante el chocolate y ahora que ya casi está aquí la Navidad y que siempre que voy al supermercado es inevitable pasar por la zona de dulces navideños que ya lleva días montada, pues como que se me antoja más darme algún capricho chocolatero.

Y por supuesto, me lo doy, que con un poco de imaginación se puede disfrutar del chocolate sin remordimientos con algo tan sencillo de preparar como este pudding de chocolate y semillas de chía, que no sé por qué me da que a partir de ahora se va a convertir en postre de cabecera de muchas Weloversizers chocoadictas.

La clave del invento está en las semillas de chía que, aparte de tener unas propiedades nutricionales interesantísimas, tienen la particularidad de que absorben gran cantidad de líquido adquiriendo una textura gelatinosa similar a la de un pudding o unas natillas, pero sin necesidad de añadir harinas, huevos o similar y sin necesidad de cocción. Vamos, que amor del bueno, porque esto hace que la receta -si es que se puede llamar receta- sea a prueba de torpes y vagos.

Cómo hacer pudding de chocolate y semillas de chía

Para hacer un par de raciones necesitamos:

2 o 3 cucharadas soperas de cacao en polvo Valor sin azúcar (en función de si lo queréis con un sabor más intenso o no), 300 ml de leche de almendras (*), edulcorante al gusto (**), 3 cucharadas soperas de semillas de chía

(*) En este enlace os cuento cómo hacer leche de almendras casera de una forma muy sencilla

(**) Yo he usado sirope de ágave, pero en este enlace tenéis otras alternativas saludables al azúcar que también son muy interesantes.

 

Preparar este pudding de chocolate y semillas de chía es algo tan simple como mezclar bien el cacao con la leche de almendras y el edulcorante. Os recomiendo probar la mezcla por si queréis ajustar la cantidad de cacao o de edulcorante para que se adapte a vuestro gusto.

Repartimos las semillas de chía en dos vasos y echamos en cada uno la mitad del batido de chocolate.

Dejamos reposar unas horas en la nevera y listo. Yo suelo dejarlos de un día para otro.

 

Pasadas unas horas tendremos un postre de chocolate con una textura entre natillas y gelatina con un intenso sabor a chocolate con el que podremos matar el antojo sin remordimientos y, lo más importante, sin tener que echar mano de productos procesados que, aunque sean bajos en la calorías, a estas alturas ya todos sabemos que no son lo más saludable.

Por supuesto, si no os gusta el chocolate, podéis hacer el pudding de chía sin usar cacao y servirlo, por ejemplo, con algunas frutas tal como os enseño en esta otra receta.