El verano es una de las estaciones más intensas a nivel térmico. En muchos puntos del país se dan temperaturas extremas que pueden ser peligrosas. Si cuentas con un perfil especialmente vulnerable (ya sea porque trabajas al aire libre durante las horas más calurosas, cuentas con algún tipo de enfermedad o perteneces a la tercera edad), es recomendable que te plantees contratar un seguro de salud para estar totalmente tranquilo. Los de Vivaz, por ejemplo, son muy interesantes.

Para poder paliar y prevenir los efectos del calor sobre nuestra salud, es importante mantener unos buenos niveles de hidratación. A continuación, te damos algunos consejos. ¡Presta atención!

5 consejos para mantener una buena hidratación durante el verano

Consume más agua

La sed es el indicador natural que nos avisa de que nuestro cuerpo necesita ingerir líquidos. Sin embargo, es recomendable tomar el hábito de consumir bebidas, preferiblemente agua, de forma regular y antes de que el cuerpo nos lo pida.

Para mantener una correcta hidratación es aconsejable consumir una media de entre dos y tres litros de líquido diarios. Aunque el agua debe ser la opción preferente, puede alternarse con otro tipo de bebidas, como el café, los batidos, los zumos o los refrescos.

Adapta tu dieta al cambio de estación

El consumo de agua también viene determinado por el tipo de alimentos sólidos que se ingieren de forma habitual. Existen opciones que deshidratan y provocan sed frente a otras que la atenúan y proveen al organismo de una dosis extra de agua.

¿Sabías que una persona promedio consume aproximadamente el 20% de agua a partir de alimentos sólidos? Algunos, especialmente las frutas y verduras, cuentan con un alto contenido en agua y por lo tanto son una buena fuente de hidratación. Encontramos ejemplos como la lechuga (con un 96% de agua), el apio (con un 95%), el pepino (95%) o el tomate (94%).

Por otro lado, algunos de los alimentos deshidratantes más habituales son los fritos, los pescados ahumados, los quesos, las carnes, los embutidos, los postres, los snacks, los frutos secos o las golosinas. Todos ellos tienen algo en común: su alto contenido en grasas, azúcar y sal.

Para mantener unos buenos niveles de hidratación durante los meses más calurosos, es recomendable adquirir unos hábitos de consumo saludables. Las dietas ligeras y con alta presencia de vegetales marcarán la diferencia.

Evita las horas punta

A lo largo del día existen franjas horarias especialmente peligrosas. Las elevadas temperaturas, la intensidad de la radiación solar o la excesiva sequedad del ambiente pueden convertirse en factores de alto riesgo. Es importante que se evite salir o hacer actividad física intensa durante las “horas punta”. Consumir líquidos de forma regular durante estos periodos y permanecer a la sombra y en lugares frescos será fundamental para mantener unos buenos niveles de hidratación.

Presta atención a los más vulnerables

Existen personas que son especialmente vulnerables a las altas temperaturas y la deshidratación. Es importante vigilar que tanto niños como ancianos consuman líquidos de forma reiterada y abundante. Vigilar sus hábitos de alimentación y adaptar sus dietas a alimentos ricos en agua, como la sandía, el melón o la lechuga, reducirá los riesgos de deshidratación.

Consume alcohol con moderación

Durante el verano se multiplican las reuniones familiares y las celebraciones vacacionales. Es probablemente uno de los períodos del año en los que se consume más alcohol. Las elevadas temperaturas y el contacto social nos hacen buscar alternativas refrescantes en el vino o la cerveza. Sin embargo, debes saber que cualquier bebida con alto contenido alcohólico genera un efecto deshidratante. El alcohol es astringente y puede generar efectos especialmente negativos en períodos estivales. Evita sustituir el consumo de agua por el de alcohol. Añade bastante hielo a tus bebidas y rebaja siempre que puedas con bebidas sin alcohol, como la Coca-Cola u otros refrescos.