Los límites, esos mismos que nos impone una sociedad regulada por unos cánones desfasados e hipócritas. Esos que nos impiden vivir como queremos vivir y hacer aquello que nos apetezca hacer. La verdad es que estoy muy muy hasta el moño de los límites.

Por eso he decidido que es hora de soltarme el moño y decir puedo porque quiero y porque ¡Me da la gana! Así que a lo loco me he apuntado a clases de Pole Dance. Sí, eso mismo, me he subido a una barra a darlo todo tal cual posesa, la niña del exorcista a mi lado se queda en nada, un dulce angelito.

Con mi peso de más, con mis muslos celulíticos y mi único abdominal me he pasado los límites por donde ya sabéis y lo he dado todo. El subidón ha sido genial y es que no hay deporte que se me resista ni límite que persista. Me vine tan arriba que ni Shakira con su Rabiosa me hacían sombra “Grrrr”.

Así que os animo a que os superéis, que luchéis por sentiros mejores con vosotros mismos, que el que quiere puede y aunque a veces existan limitaciones, siempre pueden superarse. Pensad en la vida como una carrera de obstáculos y saltadlos todos, porque simplemente, podéis, no permitáis que os lo impidan.

No os voy a engañar, la primera clase, no fue fácil, cuando la profesora me dijo: vamos a hacer la silla en la barra, se me pusieron los ojos a la virulé. Lo primero que pensé fue ¿Pero tú me has visto alma de cántaro? ¡Tú crees que yo voy a poder mantener mi cuerpo ahí colgando del andamio! Pues sí, pude, vamos que si pude. Es más, me vine tan arriba que acabé dando vueltas por los aires con la barra giratoria, por un momento volví a mi infancia, me sentí una niña que jugaba en el parque, donde los complejos eran lo de menos y la sonrisa lo de más.

Así que ya sabéis, los límites son para mentes cuadradas, para inquisidores y opresores, pero en el siglo XXI eso ya no se lleva ¿verdad? Tanto que nos jactamos de decirlo y gritarlo a los cuatro vientos, hagámonos eco y gritemos bien alto ¡Puedo porque quiero y porque me da la gana!

Y un último apunte, y lo digo porque lo he vivido, muchas veces depende de la persona con la que te topes en el camino, depende de ese profesor de baile que te mira con altanería y que no confía en que tú por tu condición física puedas hacerlo. En ese momento date la vuelta, pero no te rindas, sigue buscando porque el mundo es demasiado grande y tarde o temprano encontrarás a alguien que esté dispuesto a confiar en ti, que te haga creértelo, que te haga sentir que puedes. Y os lo digo porque yo he encontrado a ese alguien en mi profesora de Pole, a la que estoy muy agradecida por darme esa confianza que a veces a mí me falta.

Mónica Delgado

Aquí tenéis a la reina plus del pole dance, ¡ojalá un día como ella!

YouTube video