En el último año he cambiado las revistas por el Instagram como lectura rápida. No me entendáis mal, que alguna cae de vez en cuando, y por supuesto un libro siempre será insustituible, pero, ¡niña, que gusto le he cogido a la red social! Y es que encuentras de todo, desde tiras cómicas, cuentas de viajes, a nosotras mismas Weloversize, y tantos otros.

Una de estas me dio por seguir la cuenta de una receta que alguno de mis contactos había compartido. Una cosa llevo a la otra y acabé llegando a la cuenta de Carlos Ríos y el RealFooding. Las fotos que me estaban haciendo salivar por primera vez en instagram no me disparaban el azúcar ni contenían ríos de sirope, chocolate o helado.

En algún momento una se decide a saber más y a leer el perfil al menos de la cuenta que sigue, y me encontré con que el tema va de un estilo de vida basado en comer COMIDA REAL que lucha contra los ultraprocesados.

Después de da unas vueltas por su web encontré que Carlos había propuesto hacía tiempo el reto de un mes, y aunque yo llegaba fuera de fecha dije, venga, vamos a ver qué pasa. Y esto fue lo que pasó:

 

Día 1 y 2: Motivación a tope.

Está claro que cuando una se compromete a algo por al menos un mes es porque tiene ganas, pero si encima tiene que ver con comer mucho más, ¿ o acaso no le dedicamos horas a día en acto y en pensamiento? Repasar la alacena de arriba a abajo: Esto es ultraprocesado, ¡caca, caca! y pa’ fuera lo malo. Por suerte en casa no solía tener muchas guarrerías, porque era más de ir al super, comprarme una caja de donuts y hasta que quedara solo el cartón.

Con la ilusión una se mira toditas las recetas y va recitando » tengo que comprar anacardos», » ¡Mmmm! El chocolate 80% es RealFood, ¡de PM!»»definitivamente hay un montón de gente enamorada de los aguacates» y se va al super toda motivada a comer más verdura en un día que en una semana.

 

Día 3, 4, 5 y 6: El mono

¡Mi reino por una Coca-Cola Zero! ¡Mato por un donuts de azúcar!

Síndrome de abstinencia del azúcar. Chungo, chungo. Vale que solo fueron unos días pero fue el infiernito. Y vale, la Coca-Cola Zero no tiene azúcar pero es jodidamente adictiva y estaba cieguita por beberme una. Que sí, que lo podría haber hecho pero quería hacer el mes lo mas RealFooder posible y quería pasar el bache de la primera semana.

Juro por Dior que comí muchos plátanos y cacahuetes, me dio por ahí mientras veía ultraprocesados por todos lados; vamos lo que viene siendo dulces a dolor; además tu me dirás en plena campaña navideña, ¡loca que estoy!

 

Día 7: La calma después de la tempestad.

¡No me lo puedo creer!, ya no quiero matar por una Coca-Cola, pero tampoco me la pongas en los morros.

Suerte he tenido que mi pareja se ha unido a hacer el mes RealFooding conmigo porque teníamos una dinámica ya muy fijada de pizza y Coca-Cola del demonio que hemos cambiado por RealFood pizza (es decir, de masa casera con harina integral, y con tomate triturado como topping y quesos de los güenos) y agua.

 

Segunda semana: con las manos en la masa.

Es que para mí el pan es un básico imprescindible, más que nada porque me pirra; es algo que me viene de familia, Bread Lovers debemos ser todos en mi árbol genealógico. Qué bueno es que Carlos Ríos y un montonazo de sus followers compartan todo tipo de recetas, incluidas las del pan superbuenosanochachipiruli.

Si, con el RealFooding es lo que pasa, que tienes que cocinar, ¡claro! Pero hay mucha gente que se las apaña para cocinar el domingo para al menos media semana y fantásticamente. Además, el pan bueno también lo puedes comprar, pero a mí me gusta cocinar, tengo el tiempo y me ahorro unas perrillas como diría la abuela.

Volviéndome muy crazy en la cocina.

 

Tercera semana: viaje.

Me ha tocado salir de la ciudad por unos días y como mujer comprometida que soy con mi reto de un mes me he preparado cosas para llevarme: fruta, frutos secos, humus casero, verduras para dippear en en humus, chocolate 80%… Todo en orden. Malo será que no encuentre dónde comer un puré de verduras de la casa, una carne o un pescado al día siguiente para cenar. Camino con pecho palomo de orgullo que tengo; ¡tengo que contarle a mi madre, va a flipar de lo planificada que me he vuelto!

Al tercer día fuera de casa, lo confieso, no me he podido resistir a comerme unos rollitos de primavera en China Town. Carlos Ríos dice que mientras sea la excepción y no la regla… Primera excepción en 3 semanas, no va mal la cosa.

 

Cuarta semana: el azúcar, ese dulce mamón.

Pues si, pero no le hago asco alguno a la miel; de hecho me pirra. Los RealFooders no tienen ningún problema con la miel (más allá de que no queda muy claro cuando nos están dando gato por liebre, porque aparentemente nos venden jarabes de azúcar como miel, ¡tócate los pies malandrín!), y bueno, que es muy calórica, claro. Pero yo he venido aquí para hacerme a comer comida real, lo de las calorías ya lo iré mirando.

Yo solo os digo una cosa: tostada de queso con miel. ¡WOW!

No dejo ni miga, ni gota.

 

Fin del mes RealFooding pero no de mi camino.

Pues resulta que me siento cómoda con esta manera de alimentarme y nutrirme, que he aprendido un montón y que me está volviendo a molar la fruta. No os diré que no me permito mi «licencia» semanal, como un poquito de vino un día a la semana, o un trozo de tarta; pero también os digo que lo que riqueaba antes el dulce más empalagoso y azucarado no lo hago ahora. Creí que a mi, ¡A MI!, no me pasaría; que las tartas de queso y chocolate me seguirían haciendo flipar y aunque si, es un si pero no.

 

Y tú, ¿te animas a probar?