Amigas, yo lo digo sin ninguna vergüenza porque así soy yo y así he sido, y punto. Yo he aprendido hace muy poquito a cuidar de mí misma. Soy hija única, he tenido a mogollón de gente pendiente de mí en todo momento, y hasta hace un año cada vez que me pillaba un resfriado llamaba a mi madre para que me dijera qué tenía que tomar.

Para mí ha sido todo un esfuerzo y una dedicación total aprender a cuidar de mí misma y ser independiente, y lo peor de todo es que sé que hay mucha gente que está igual (o peor) que yo. Que les gustaría ser todas esas palabras que significan que te haces cargo de tu vida (responsable, organizada, eficaz…) pero no saben ni por dónde empezar. Bueno cariños, pues buscaros la puta vida como hemos hecho las demás, no hay otro secreto. Yo solo quiero recordaros una cosa: cuidarse a una misma, cuidarse a una mucho (que diría El Cordobés Padre) no solo va de comer sano e ir al gym, que es lo que está de moda ahora y queda superbien en Instagram. Cuidarse a una misma es un trabajo integral y a tiempo completo, e implica estar pendiente de todas y cada una de tus necesidades, tanto físicas como psicológicas.

Y si hay una parte de nuestro cuerpo que tiene tanta importancia a nivel físico como psicológico, esa es, sin duda, nuestro chichi. ¡Vivan nuestros chichis! Por eso es crucial estar pendiente de las necesidades de nuestra entrepierna, porque de su buena salud dependen otras muchas cosas. Amigas: me parece fetén que os gastéis los dineros en una buena manicura, que os compréis la mejor crema para protegeros del sol, que os peguéis una buena escapadita de fin de semana para desconectar, porque todo esto, al fin y al cabo, es VIVIR. Pero, por favor: ¡no os olvidéis nunca de vuestro coño moreno! ¡Él también te necesita!

Nadie te enseña a cuidar de tu chichi. Quizás nuestra madre tuvo la intención cuando teníamos trece años, pero chica, nos daba una vergüenza que nuestra propia madre aludiese a nuestra pepitilla que preferíamos morirnos antes que seguir escuchándola. Por suerte, hoy en día tenemos internet y en internet hay un montón de información. Pero también es por todos sabido que por mucha información que tengamos a nuestro alcance a veces somos tan vagas que no nos apetece ni mirarlo.

Por eso os he preparado yo esta guía rápida de cuidados básicos del entrecejo de abajo:

 1. Depilación

Tema controvertido donde los haya. A ver, cariño: depilarte TODO el pelo no es ni mejor, ni más sano, ni más higiénico, ni más estético. Acepta ya los pelos de tu coño, que si Dios los puso ahí, será por algo. (Porque protegen una de las zonas más sensibles de tu cuerpo, dicho sea de paso).

2. Tu amiga la que viene todos los meses

Igual que me encanta ponerle motes a mi coño, qué mal llevo todos esos eufemismos que crea la gente para referirse a su menstruación. Que ha venido mi amiga, que estoy mala, que estoy con la roja… mira cariño, a ti lo que te pasa es que te está saliendo sangre por el chirri, y ya está. La menstruación es una jodienda y a muchas mujeres les puede llegar a suponer un verdadero problema por los descontroles y los dolores. ¿Sabes cuánto dura tu periodo menstrual? ¿Sabes cómo te afecta? ¿Sabes qué cambios experimentas cuando estás menstruando? ¿Sabes lo que te sienta mejor o peor durante esos días? Pues obsérvate un poquito. Y si crees que tienes algún problema, como reglas irregulares, o mareos, o dolores de cagarse viva, pues cariño: ¿sabéis que existe una especialidad de medicina que se llama ginecología? Si tu menstruación te vuelve loca, ¡vete al médico, hija mía!

3. Los paños húmedos

Y si no tienes demasiados problemas con la menstruación, sé un poquito consciente de qué te estás poniendo en la entrepierna para recoger todo aquello. Llegados a este punto no puedo parar de recordar que cuando yo era pequeña veía a mi abuela ponerse ahí un trapo enorme que le tenía que pesar en la braga que no veas. No hay necesidad de estar incómoda en esta vida, pero mucho menos, descuidar a tu chichi cuando está pasando por su peor momento. Recuerda que si usas compresas o tampones ¡tienes que cambiártelos varias veces al día!, y que la opción más ecológica y saludable es la copa menstrual.

4. Ejercicios

El coño también necesita ir al gimnasio, y no solo para estar sentado espachurrado contra un sillín mientras tú haces spining. ¿Sabes lo que es el suelo pélvico? ¿Sabías que ejercitarlo puede traerte múltiples beneficios? Pues hala, cariño, a comprarse unas bolitas chinas o a hacer contracciones mientras haces cualquier otra cosa, como leer los artículos de Weloversize.

5. All by myself

Lo repito pa que os quede clarito: tienes cuidar de ti a nivel físico y a nivel psicológico. Dicho esto, tu chichi necesita un montón de cuidados físicos pero también tiene una importancia que te cagas a nivel psicológico. Sé que muchas de nosotras todavía tenemos toda la moralina pseudocatólica metida en la cabeza que nos recuerda que tocarse la rajita es pecado, pero de verdad, creerme a mí que yo lo sé: NO ES PECADO EN ABSOLUTO. Masturbarte es una de las mejores cosas que puedes hacer a solas con tu chichi, y a los dos os sentará fenomenal. ¡Y cómprate un juguetito de vez en cuando! Si se lo compras a tu perro… ¿cómo no se lo vas a comprar a tu gato acostao?

6. Estando contigo, contigo, contigo, contigo, me siento feliz

Y folla, cariño, folla. Que una de las funciones (quizás la mejor función) del coño es que tiene un montón de terminaciones nerviosas que te proporcionarán mucho placer. Que estás tú sola, pues al froti-froti, pero también es necesario que disfrutes de tu sexualidad en compañía.

7. Póntelo, pónselo

Amiga, el sexo siempre seguro. Siempre. Seguro. Los chicos tienen condones pa su pito y las chicas tenemos condones vaginales.

8. Prueba cosas nuevas

Yo, por ejemplo, estoy muy obsesionada con lo del squirt. Hay que ser un poco Dora la exploradora también con nuestro coño.

9. Limpieza

Parece de primero de la vida pero no todo el mundo sabe lavarse el chichi de forma correcta. Por lo mismo, porque hasta en el cole nos enseñan cómo deberíamos lavarnos los dientes, pero nadie nos dice cómo deberíamos lavarnos el potorro. Que sepas que en cuanto a la limpieza de tu «zona íntima» (otra pereza de eufemismo) tan malo es el exceso como la carencia, así que ten cuidadito que igual te crees la más higiénica de tu barrio y te estás preparando una escabechina. Lo básico cariño: date un agüita todos los días y límpiate siempre desde el clítoris pal culo, porque si lo haces al revés, puedes arrastrar mierdecilla y nadie querría eso. Después, sécate bien que dejar humedades por ahí abajo puede irritar la zona por el roce. No neceistas más de un agüita al día, aunque si has hecho mucho deporte y has sudado a tope (que a todas nos sudan los bajos) o si has mantenido relaciones sexuales, otro agüita no está de más.

Y si tienes alguna duda o algún problema con tu chichi, acude a tu ginecólogo. Recuerda que lo ideal es hacerse una revisión anual para estar segura de que todo sigue en orden por ahí abajo.