¿Qué es la agorafobia?

La principal característica de la agorafobia es la aparición de ansiedad en situaciones o lugares en los que es difícil escapar o pedir ayuda y la evitación de éstos.

Las situaciones que habitualmente producen ansiedad en personas con agorafobia son el uso de transporte público, estar en espacios abiertos, estar en sitios públicos cerrados, estar haciendo cola o en medio de una multitud, y estar fuera de casa solo.

Las personas con agorafobia creen que no podrán escapar o que nadie les podrá ayudar si tienen síntomas de pánico, y por eso las evitan.

Otras características de la agorafobia son:

  • Las situaciones agorafóbicas siempre provocan ansiedad y se evitan a toda costa. Si tienen que realizarlas lo hacen con alguien y/o con mucha ansiedad.
  • La ansiedad es desproporcionada al peligro real de las situaciones y es continua. Causa malestar importante y deterioro en el ámbito social, laboral y otras áreas.

¿Por qué aparece la agorafobia?

Aunque no hay una única causa de la agorafobia, sí se han encontrado factores psicológicos y biológicos que nos hacen más vulnerables a padecerla. Aun así, depende sobre todo de la experiencia personal de quien la padece.

  • La sensibilidad a la ansiedad

La sensibilidad a la ansiedad es la creencia de que la ansiedad y sus síntomas pueden tener consecuencias físicas, psicológicas y sociales graves, más allá del malestar que produce un episodio de ansiedad. Por ejemplo, creer que te va a dar un infarto, que te estás volviendo loco o que la gente te está mirando mal durante un ataque de ansiedad.

  • Experiencias traumáticas

Es frecuente que meses antes de sufrir el primer ataque de pánico, la persona haya experimentado algún suceso desagradable o traumático (conflictos, problemas de salud, muerte de un familiar, etc.).

Los eventos negativos durante la infancia también son un factor de riesgo para la aparición de agorafobia (el divorcio de los padres, quedarse huérfano, ser víctima de un ataque o un abuso, etc.).

¿Por qué se mantiene la agorafobia?

El miedo al miedo aparece cuando el cuerpo se activa por causas desconocidas y, en vez de interpretar estas sensaciones corporales como algo normal, se interpretan como el inicio de un ataque de pánico. Las sensaciones aumentan porque se juntan con la ansiedad, y acaban provocando un ataque de pánico.

Con el tiempo, cuando la persona agorafóbica experimenta estas sensaciones físicas, ni siquiera tiene que pensar que es algo peligroso, porque de forma automática el cuerpo cree que son la señal de un ataque de pánico. Las propias sensaciones corporales, por sí solas, desencadenan un ataque de pánico, aunque haya un nivel bajo de ansiedad.

¿Cómo se trata la agorafobia?

La terapia psicológica más eficaz y utilizada es la Terapia Cognitivo-Conductual. La principal ventaja de esta terapia es que sus efectos beneficiosos suelen mantenerse en el tiempo más que los de otras intervenciones psicológicas e incluso más que los de los psicofármacos. Además, es breve y no tiene efectos secundarios. La desventaja es que el progreso es más lento porque supone un papel activo del paciente, es decir, más esfuerzo que en otras terapias.

La Terapia Cognitivo-Conductual suele estructurarse alrededor de varios componentes, siendo los más importantes la reestructuración cognitiva y la exposición.

  • Reestructuración cognitiva

Para superar la agorafobia es fundamental entender el papel de los pensamientos en nuestras emociones y conducta, sobre todo aquellos que son automáticos. Algunos aspectos a trabajar son la tendencia a sobreestimar la posibilidad de que pase algo negativo y la catastrofización.

El objetivo es detectar las creencias erróneas y distorsionadas, elaborar alternativas, ponerlas en práctica y convertirlas, poco a poco, en pensamientos automáticos.

  • Exposición en vivo e interoceptiva

Es la fase central del tratamiento. Siempre se realiza en entornos controlados y con la supervisión de un profesional. También se tienen en cuenta las necesidades del paciente, jamás se le va a obligar a hacer algo que no quiera hacer.

En la exposición en vivo, la persona con agorafobia debe enfrentarse de forma repetida a situaciones que le generan ansiedad. Normalmente se lleva a cabo de forma graduada, desde las situaciones que menos ansiedad producen hasta las que más.

En la exposición interoceptiva, la persona tiene que imitar los síntomas de un ataque de pánico en un entorno controlado. Al experimentar de forma repetida y controlada estas sensaciones comprobará que no tienen porque tener consecuencias catastróficas. Algunos ejemplos son el ejercicio físico para aumentar la sudoración y pulsaciones, dar vueltas en una silla para marearse, o provocar la hiperventilación a propósito.

Si te has sentido identificado con lo que has leído en este texto, ponte en contacto con tu médico o con un psicólogo especializado en agorafobia. Que no te avergüence pedir ayuda, no estás solo.